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Hanan falleció en pocos segundos dado que el objeto punzante de unos 11 cm le dio en una arteria principal del corazón

El asesino de la Alcazaba dejó “agonizando” al amigo de Hanan tras las nueve puñaladas

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(Autor: GUERRERO)

La Audiencia Provincial acogió ayer la segunda y última sesión del juicio por el que se acusa a Salah El Kajjoui como presunto autor del asesinato de Hanan Outmani y Mhamed Oualkadi el pasado mes de diciembre de 2014 en la Ensenada de los Galápagos. En esta sesión, testificaron la amiga de Hanan con la que se fue a la carretera de la Alcazaba hasta que llegó Mhamed, así como los peritos y la policía científica, quienes acreditaron no encontrar ningún tipo de restos del acusado que lo relacionaran con el acusado. Los indicios que pudieron obtener los forenses a partir de las heridas encontradas en los cadáveres de Hanan y Mhamed, dieron la estimación del arma homicida. Esta era de unos 10 y 12 centímetros, alargada y tenía un filo cortante, así como el borde afilado, según pudieron deducir los dos médicos que declararon durante la sesión de ayer.

Tras las prácticas llevadas a cabo, la primera puñalada se la llevó Hanan posiblemente por la espalda y desde arriba dado que ella se encontraba sentada. Así, solo hizo falta una puñalada para darle en la arteria aorta del corazón, lo que provocó su muerte en apenas varios segundos. Esta apuñalada también dio lugar a otra herida en el mentón, y es que según las heridas se puede deducir que Hanan giró la cabeza hacia la izquierda en el momento del asesinato, posiblemente para ver quien estaba detrás.

Mhamed podría haber sobrevivido
Diferente fue el caso del amigo de Hanan, de quien llegaron a señalar que si hubiera tenido una asistencia inmediata podría haberse salvado, es más cuando llegó el 061 le intentaron reanimar, pero había perdido mucha sangre. Y es que según se desprenden de las marcas del cadáver de Mhamed Oualkadi, éste sí se dio cuenta de la presencia del asesino, lo que le dio lugar a poder defenderse e incluso llegó a "agonizar" durante unos minutos según indicó la forense a preguntas de la fiscal.

Sin embargo, las hasta nueve puñaladas que le asestó el asesino provocaron que sufriera una importante hemorragia que acabó con su vida. Primero en el cuello cuando estaba de espaldas, luego otro puñal en la mejilla, posteriormente en la cara -donde mostraba mayor número de heridas defensivas- y después la que mayor perjuicio le provocó, la puñalada que le clavó en el hombro izquierdo, que llegó a perforarle el pulmón.

Sin embargo, esta no fue la puñalada que acabó con su vida sino que Mhamed aguantó, y dobló el tronco, dándole de nuevo por la parte superior. Cabe señalar que en el caso de Mhamed sí que pudo llegar desde la Ensenada de los Galápagos hasta la carretera de la Alcazaba donde lo vio un vecino que llamó rápidamente a los Servicios de Emergencia del 061.

Ningún resto de Salah
Dos agentes de la policía científica declararon durante la vista como testigos mediante videoconferencia. Ambas analizaron muestras del lugar de los hechos, de la ropa del acusado, de su vehículo y de las manos de las víctimas, aunque no encontraron relación entre las muestras más allá de la funda del volante del coche del propio acusado, Salah El Kajjaoui, cuyas muestras serían algo lógico dado que era de su propiedad.

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Nerea de Tena Alvarez

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