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El 90% de los comercios y negocios de García Cabrelles, afectados por las obras en la vía

García Cabrelles

“La gente ya ni pasa por aquí”. Con esta demoledora frase resume Yusef Kaddur, presidente de la Asociación de Comerciantes del Rastro, la situación que se vive en la calle García Cabrelles cuando está a punto de cumplirse un año del inicio de las obras en dicha vía, que están aún lejos de finalizar y que han afectado gravemente al 90% de los comercios y negocios de la zona, “casi todos”.

“Hay muchos comerciantes que, por desgracia, ya no están. Han cerrado la persiana porque no pueden asumir los gastos: trabajadores, trimestrales, etc., y el poco ahorro que tenían se lo han comido”, explica al MELILLA HOY Kaddur, quien asegura que antes de que la anterior Consejería de Medio Ambiente, en manos del cepemista Hassan Mohatar, decidiera levantar dicha vía hace casi un año, el comercio en dicha zona era “fluido”.

Una fluidez que las obras han eliminado de un plumazo. “Hay veces que si miras hacia abajo ves el Rastro desierto. No hay gente ni andando”, dice.

Kaddur asegura que los comerciantes del Rastro mantuvieron “muchas reuniones” con Mohatar para evitar que realizara dicha obra, dejándole claro que “no era el momento” de acometerla por los estragos que aún estaba causando la crisis sanitaria provocada por el covid-19 y, posteriormente, la guerra en Ucrania.

A todo esto, hay que sumarle el que la aduana comercial permanezca cerrada más de cinco años después.

Según Kaddur, la respuesta del anterior responsable de Medio Ambiente ante dicha petición fue que era necesario acometer la obra “por la mejora del Rastro”. Algo que el presidente de la Asociación de Comerciantes del Rastro desmiente.

“La obra va lentísima. Ni aunque la empujen no anda”, lamenta.

 

Subvenciones

Ante esta situación, Kaddur adelanta que se reunirán con el actual consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, para pedir una serie de subvenciones a los “comercios afectados” por las obras, y “luchar por todos los comercios”.

No obstante, reconoce que atraer a los comercios y negocios que han echado la persiana “va a ser complicado”.

“Ya estarán buscándose la vida, buscando otro trabajo… Y es muy difícil volver a su comercio”, asegura. “Aparte de que si tenían un alquiler de bajo rendimiento, ahora el alquiler le subirá el doble. Va a ser imposible, porque si yo me voy de un sitio y vuelvo otra vez, el propietario no me va a pedir 300 (euros de alquiler), me va a pedir 500, además de los gastos, etc.”, explica, rechazando que los comerciantes y negocios que se han marchado del Rastro regresen.

 

“Problemas”

A la pregunta de por qué cree que la obra avanza tan lentamente, Kaddur cuenta que en su reunión con el anterior responsable de Medio Ambiente, éste último le contó que había el contratista se encontró “varios problemas” a la hora de acometer la obra.

“Encontró las tuberías de Telefónica, las de agua potable, estuvieron esperando no sé cuánto tiempo para que trajeran los tubos y renovar las tuberías de agua potable… Todo eso va sumando la lentitud que había en la obra”, explica Kaddur, que añade que la obra contaba al principio con “muy poco personal”.

“Sé que no se han hecho las cosas bien en su momento, y ahí están. Y ahora la preocupación que tenemos es cuando vayan a abrir General Margallo entera”, dice preocupado, advirtiendo de que, si lo hacen, convertirán dicha calle en “un desierto”.

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Miguel Rivas

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