Según estimaciones de la Ciudad Autónoma, el cuarenta por ciento de los jóvenes acogidos en el Centro de la Purísima son en realidad mayores de edad que alegan ser menores no acompañados buscando de esta forma evitar que puedan ser expulsados de España. Así lo señaló ayer la consejera de Bienestar Social y Sanidad, Mª Antonia Garbín, que indicó que las pruebas oseométricas para determinar la edad se hacen de forma coordinada para no saturar el Comarcal. No obstante, añadió que el Gobierno local trabaja con el central al objeto de exigir a Marruecos el cumplimiento del acuerdo de devolución y que admita a los menores que cruzan la frontera hacia a nuestro país. Apuntó la consejera de Bienestar Social que Melilla sigue manteniendo "cifras altas" en cuanto al número de menores extranjeros no acompañados (MENA) acogidos y tutelados por la administración local. En estos momentos el Centro Purísima alberga a 210 jóvenes y niños, en su mayoría de origen marroquí, superando la capacidad óptima de 160 plazas.
Falsos menores
Reiteró Mª Antonia Garbín que la solución pasa por la reintegración o devolución de esos menores y jóvenes a su país de origen. En este sentido indicó que "se están haciendo gestiones a nivel de ministerios y esperamos reuniones a varias bandas para abordar la situación actual de la ciudad, al objeto de que se dé aplicación del convenio de devolución" entre España y Marruecos "que es la solución definitiva". "Urgen trabajar en esta línea", la de la devolución a Marruecos.
Afirmó que el perfil de los jóvenes que llegan al centro no es el de "menores en protección, y de hecho muchos no son ni menores como han demostrado las pruebas de edad". Es más, dijo que las pruebas oseométricas han confirmado que los cabecillas de los dos motines que ha sufrido Purísima en diciembre y enero eran en realidad mayores de edad. Una vez se confirmó este extremo, fueron juzgados como adultos. Se dio la circunstancia de que los motines se produjeron el mismo día en el que habían sido acogidos.
Según señaló, se estima que "un 40 por ciento" de los jóvenes que se encuentran residiendo en el Centro de Acogida de la Purísima tienen más de 18 años, sólo que es preciso confirmarlo con las pruebas de rigor. Reconoció que aún son numerosos los que están pendientes de que se les practique esta datación forense, porque para no colapsar el Hospital Comarcal, "las radiografías se hacen de forma coordinada" con el Ingesa. Una vez determinan la mayoría de edad, los jóvenes pasan a disposición de la Policía para la aplicación de la Ley de Extranjería.
A preguntas de los periodistas señaló la consejera que estos jóvenes alegan ser menores de edad con el fin de quedarse en nuestro país y buscar así nuevas oportunidades para lograr embarcar como polizones y llegar a la península. "Piensan que con la Ley de Protección del Menor podrán quedarse y no ser expulsados. Pero esto es una tendencia más que cambiará en unos meses".
Explicó la consejera que estos jóvenes extranjeros aprovechan los días de mal tiempo para intentar acceder al puerto y subir como polizones a los barcos. Previamente se esconden por la zona de la escollera desde donde realizar los intentos de acceso al recinto portuario. Estos jóvenes no temen poner en riesgo su vida, como afirmó Garbín que ha quedado de manifiesto cuando se les ha podido descubrir ocultos en el interior de contenedores de chatarra o escalando por las amarras que usan los barcos para atarse a los noráis del puerto. Esto ha obligado, afirmó, a que "se mantengan activados los protocolos de actuación del Centro de Purísima para evitar que puedan salir".
Precisamente el horario de entrada y salida en el recinto de acogida fue una de las causas de los motines en los que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado actuantes llegaron a intervenir distintas armas blancas y objetos punzantes, como cuchillos jamoneros y tijeras. Tras los sucesos, confirmó que se ha reforzado la vigilancia y que se está a la espera de que Fomento elabore y adjudique un proyecto de obras de mejora que se van a acometer en el recinto y que afectan, desde la zona de aseos, a la instalación de un muro para evitar que los menores puedan saltarlos, con el riesgo de caer en el foso.
Ceuta y Melilla
Por otra parte la consejera señaló que en la cumbre que mantuvieron los presidentes de Ceuta y Melilla en la ciudad caballa la semana pasada, tuvo ocasión de abordar con su homóloga la situación de los menores extranjeros. Según Garbín, la situación que se da en ambas ciudades es completamente distinta.
"Ceuta tiene como mucho 150 menores y nosotros 400; los que tienen allí son de origen árabe y los de aquí son bereberes, y además contamos con menores infraestructuras en general, los de allí son menos agresivos pero sí que también intentan subir al barco", indicó.
