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:Dos palmeras menos en el Paseo Marítimo

Es importante que la Ciudad Autónoma tome conciencia de que los árboles no pueden ser tratados como mobiliario urbano que se quita o se traslada de lugar. Son seres vivos que hay que respetar, tengan más o menos valor ambiental, y que, en la mayoría de los casos, estaban plantados en su lugar mucho antes de que aquellos que deciden su retirada llegaran a este mundo. Melilla no avanza con más proyectos de hormigón y menos árboles. Al contrario: retrocede

El Paseo Marítimo de Melilla, en su margen derecho, tiene desde ayer dos palmeras menos. Por la mañana, una cuadrilla de operarios, dos camiones y una pala excavadora se afanaban en retirar dos grandes palmeras que han estado durante años allí plantadas y que ahora, con la obra de renovación del acerado, han sido retiradas. La imagen, por desgracia nada novedosa de un tiempo a esta parte, era desoladora. De nuevo el hormigón gana a la naturaleza en esta ciudad, Melilla, donde los árboles están siendo los grandes derrotados frente al urbanismo.

La explicación que el consejero de Infraestructuras, Rachid Bussian, ha dado a MELILLA HOY es que las palmeras estaban pegadas a un muro de una propiedad privada y en el proyecto de licitación estaba recogido que se llevaran al vivero de la Granja Gloria Fuertes para ser trasplantadas allí. Es decir, que los árboles no se pierden, sólo cambian de ubicación y les aseguran que “se van a recuperar”.

Esta fue la alternativa que se buscó al hecho de que en el proyecto no existiera la compensación de plantar otros árboles en la zona, que ahora tendrá una bonita y nueva acera, más accesible también, pero sin una sola sombra que la haga más agradable en su itinerario.

Probablemente son argumentos que convenzan a los urbanistas, pero no a los melillenses, que cada vez son más numerosos en las voces que se alzan contra su tala o trasplante. Los ecologistas, que hace apenas dos semanas se concentraron en la sede de la Consejería de Infraestructuras por este mismo tema, ya no están solos y ahora incluso hay un movimiento en defensa del arbolado. Cada vez que un árbol está en peligro de ser movido de su lugar, hay una reacción por parte de estas asociaciones y de los propios ciudadanos, que no quieren una ciudad cada vez más hormigonada, sino una ciudad donde quepamos todos, también los árboles, porque quienes vivimos en ella los necesitamos para vivir en mejores condiciones.

Es importante que la Ciudad Autónoma tome conciencia de que los árboles no pueden ser tratados como mobiliario urbano que se quita o se traslada de lugar. Son seres vivos que hay que respetar, tengan más o menos valor ambiental, y que, en la mayoría de los casos, estaban plantados en su lugar mucho antes de que aquellos que deciden su retirada llegaran a este mundo. Melilla no avanza con más proyectos de hormigón y menos árboles. Al contrario: retrocede.

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