Entidades ecologistas instan a la Ciudad Autónoma a que proteja estos árboles centenarios, algunos de gran valor
El cuartel de Santiago, ubicado en la zona baja de Cabrerizas, lleva dos meses siendo un escenario frecuente de trabajo para los Bomberos. En abril empezó una serie de incendios, que Guelaya-Ecologistas en Acción cifra en más de una treintena, todos con un denominador común: los árboles de la antigua sede de Regulares. Esta entidad y el Movimiento para la Defensa del Arbolado de Melilla sospechan que detrás de estos incendios tan localizados podría haber un objetivo: acabar con el arbolado poco a poco porque “molesta” para la futura urbanización de esta zona.
En declaraciones a MELILLA HOY, uno de los responsables de Guelaya, admite que las entidades ecologistas no tienen pruebas de ello, pero recuerda que en Melilla llueve sobre mojado en cuanto a la eliminación de árboles en antiguos recintos militares y en la propia vía pública. Así ha ocurrido, por ejemplo, en el antiguo Hospital Militar y en la calle Conde de Alcaudete, en el Barrio del Industrial.
Además, hay otras razones que alimentan la sospecha, y no solo por la cantidad de incendios que se han registrado en solo dos meses, una media de uno cada dos días. También las características de estos fuegos, “muy rápidos, chapuceros y localizados en cada uno de los árboles que hay en ese acuartelamiento”.
Tanto es así, que hay un ficus aún intacto con una montaña de palés junto a su base: “Es de los pocos árboles que no han sufrido el fuego todavía, y estamos viendo que es el próximo objetivo de estos incendiadores”, apunta Tapia.
También lo cree así el responsable del Movimiento en Defensa del Arbolado, José Cobo: “Ese árbol está en la carretera que sube a Cabrerizas, fuera del cuartel. Han puesto esos palés como si estuvieran preparando el próximo ataque”, ha apuntado a MELILLA HOY. Al igual que en el caso de Guelaya, esta entidad tampoco tiene pruebas, pero insiste en que “es raro”, sobre todo después de tantos incendios “muy sucesivos”.
“Una tabla rasa”
Otra de las razones en las que Guelaya basa sus sospechas son los antecedentes que esta entidad ecologista pudo comprobar por sí misma cuando hace un tiempo, en esta legislatura, salió el proyecto que había para el cuartel de Santiago, “una zona muy atractiva para la construcción”. La sorpresa de Guelaya es que, “en principio, el plan que había allí era hacer una tabla rasa con todo el arbolado y el palmeral”.
Ante esta situación explica Tapia, Guelaya pidió una reunión de urgencia con la Consejería de Infraestructuras, Urbanismo y Deportes: “Queríamos explicarle que no podían hacer eso, que ahí hay un arbolado centenario que había que respetar. Sobre todo, el palmeral de palmeras canarias, que es coetáneo al del Parque Hernández y que tiene un enorme valor”.
“Lo que nos sorprendió es que la Consejería de Infraestructuras no tenía constancia de que existía ese palmeral siquiera. O sea, que se habían hecho los planos sin siquiera haber visitado la zona, porque en el mapa del proyecto no aparecía el arbolado y simplemente decían que se iba a rebajar el terreno y dejarlo todo a la misma altura”, explica Manuel Tapia.
Aquello, apunta, puso a Guelaya sobre aviso “de cómo funcionan las cosas aquí en Melilla” y confirmó que en la Ciudad Autónoma no se habían tenido en cuenta los árboles del terreno que, en años venideros, será urbanizado. Y ello, a pesar de que son árboles con más de 100 años de vida, pues esa alineación de palmeras canarias “impresionantes” y de enorme valor, que “en cualquier otra ciudad se darían tortas por tenerlas”, aparecen en fotografías de la zona datadas en 1921.
Hoy, todas esas palmeras se han visto afectadas por el fuego, aunque siguen vivas, al igual que otra treintena de árboles que también han sido incendiados desde abril. Pero otros ejemplares no han tenido la misma suerte, como es el caso “doloroso” de un enorme pino piñonero centenario “que ha acabado sucumbiendo al fuego y está por los suelos”.
Ese era el árbol bajo el que, precisamente, Guelaya, SEO-BirdLife y el Movimiento por el Arbolado terminaban las charlas que empezaron a organizar hace un tiempo por el interior del cuartel de Santiago para dar a conocer a los melillenses el patrimonio natural que existe en él, con la idea de “la gente conociera para que supiera lo que está en juego”.
Denuncia pública
Ante esta situación, las entidades ecologistas han decidido dar la voz de alarma y denunciar públicamente lo que está sucediendo para instar a la Ciudad Autónoma a que atienda su responsabilidad de proteger ese patrimonio natural, ya que el temor es que “en este periodo de transición” mientras toma posesión el nuevo equipo de la consejería, “estos árboles desaparezcan y se pierdan del todo”.
Guelaya recuerda que la Ciudad Autónoma firmó la Declaración de Emergencia Climática, uno de cuyos compromisos era salvaguardar los árboles maduros para no perder la sombra, el frescor y el oxígeno que proporcionan, tan necesarios ante el cambio climático, y que no pueden dar hay árboles nuevos. “Harían falta otros 100 años que no tenemos”, apunta.