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Dorado Soto se despidió en 2008 de Melilla deseándole una autonomía más “próspera”

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Monseñor Antonio Soto Dorado visitó Melilla en octubre de 2008, pero no se trataba de uno de sus desplazamientos habituales, porque su llegada tenía un carácter más especial: despedirse de los melillenses como máximo representante de la Iglesia Católica en Melilla, a los que agradeció su coloración durante sus 15 años como obispo, y a los que deseó una autonomía "más próspera y más pacífica". Dorado Soto se despidió de la ciudad como lo hizo siempre, mostrando su cariño a los melillenses. El 13 de diciembre de aquel año, monseñor Jesús Catalá tomaría posesión de su nuevo cargo como obispo de Málaga y Melilla, día en el que Dorado Soto se convertirá en obispo emérito. Pero antes, el aún administrador apostólico de la Diócesis, monseñor Dorado Soto, quiso mantener una última convivencia con sacerdotes, y demás religiosos y religiosas de Melilla, a quienes presentó los temas formativos sobre San Pablo que había elaborado la Diócesis.

También como parte de su visita, monseñor mantuvo sendos encuentros con el entonces delegado de Gobierno del PSOE, Gregorio Escobar, y el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda. "Quiero agradecer a la Ciudad la amistosa recepción y la recordaré con agradecimiento", manifestó poco después de su reunión con el jefe del Ejecutivo local. Igualmente, Soto Dorado quiso mostrar su agradecimiento a todos los melillenses por la colaboración que le habían prestado durante todos los años que había estado al frente de la diócesis de Málaga y Melilla. Por todo ello no dudó en asegurar "su ofrecimiento a los católicos y no católicos de la ciudad".

Eucaristía y confirmación
Antes despedirse como obispo de los melillenses, monseñor quiso compartir con ellos una eucaristía de acción de gracias en la Iglesia del Sagrado Corazón, al tiempo que celebró una confirmación de varios jóvenes en la parroquia de Santa María Micaela.

Una vez más, en esta última visita como obispo, Dorado Soto quiso destacar la buena convivencia que existe entre las diferentes confesiones que se profesan en la ciudad, de las que recordó que parten de la misma "raíz".

En su opinión, buena parte de ese buen clima de convivencia se debe al respeto mutuo e incluso a la colaboración, ya que recuerda que parte de la obra social de la Iglesia Católica en Melilla beneficia a familias musulmanas con pocos recursos económicos.

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Redacción

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