Poco falta ya para que las manos que decidan el futuro de España, depositen el voto en las urnas el 26 de junio; sin duda un emblemático gesto en el que, las urnas, se convierten en el recipiente donde, con nombres y apellidos, estarán representados los sueños de progreso y desarrollo, amén de las muchas ideas yproyectos de muchos españoles.
Es claro que, a través del voto, damos nuestra voz, desde la convicción, para construir de forma soberanala España que queremos, la sociedad que deseamos que sea y, el futuro que queramos tener.
Por ello quizás, construir un país, sea una obligada tarea que, tenga más su razón de ser en el esfuerzo de los ciudadanos que, en la tarea política de quienes lo pretendan regentar,aun de ser estos parte importante también, para llevar con éxito la voz y elesfuerzo realizado por todos los españoles, a las metas que motivaron el voto. A esto, lo verdaderamente preocupante, es que los españoles olvidemosel tiempoque tuvimos que dar de nuestras tareas ciudadanas y, las muchas y diversas tragedias que muchas familias,tuvieron que soportar y padecerpor defender nuestra democracia, construyendo paso a pasola sociedad de hoy, edificada desde laConstituciónde 1978 que votamos todos los españoles y, con laque decidimos la España que queríamos tener, la sociedad que deseábamos y el futuro, hoy presente,desde el que queremos continuar la tarea de seguir construyendoEspaña.
Por ello conviene recordar, desde aquellos primeros pasos, cuantas veces, una vez y otra con la fuerza de nuestro voto, vertebramos y conseguimos dar estabilidad a un proyecto llamado España. Un proyecto donde la paz social y la convivencia fueron los aspectos que nos llevaron, entre otros asuntos muy importantes,a fijar, como proyecto irrenunciable, nuestra creencia en la unidad de España,sabiendo que, sin dudas, era y es nuestro mejor legado para la historia. Un legado, la unidad de España, que, durante décadas ycon nuestro voto, hemos sabido proteger para darlo como herencia a nuestros hijos.
Lamentablemente hoy, hay partidos políticos que, sin ninguna historia y con ideologías venidas de otros países, sumidos en dictaduras y con economías ruinosas ; quieren destruir todo lo que los españoles hemos construido, solo por el deseo de conseguir el poder. Desafortunadamente, hoy, PODEMOS pretende, ladrillo a ladrillo, desmantelar y derribarnuestra geografía y soberanía, obviando y despreciando todo lo que los españoles hemos conseguido en años de trabajo y esfuerzos.
Y para esta tarea de dividir a España yde convertir nuestra soberanía nacional, en un instrumento solo de unos pocos, dándoles el derecho a decidir a los independentistas y no a todos los españoles que construimos la España que votamos en 1978,se han unido los independentistas vascos, los catalanes, los gallegos, los engullidos de Izquierda Unida y todos los partidos de extrema izquierda y mareas, encabezados por PODEMOS. Con un Pablo Iglesias, como líder político de ese proyecto, defendiendo públicamente la celebración de un referéndum de independencia en todas las comunidades de histórica realidad independentista, una propuesta clara que presentaen su programa de Gobierno y con el que oferto en su momento y sigue ofertando, ahora todavía, para la formación de un gobierno de coalición al PSOE.
A esto, sin más dilación, los españoles deben de saber, claramente, que nos jugamos estas elecciones del 26 de junio y, solo hay dos formas para describirlo: La unidad de España, defendida solo por el Partido Popular o la división de España, defendida por Podemos. No hay otra forma de decirlo, porque decirlo con otras palabras, seria mentir a los ciudadanos. Por ello, quizás, hoy más que nunca, dado el peso y la importancia de lo que está en juego, los españoles tienen una cita con las urnas el 26 J, para dejar bien claro que, España no se divide, ni se dividirá, porque todos los españoles votamos estar unidos cuando votamos la unidad de España con nuestra Constitución, por ello y por esta razón, votar al Partido Popular, es el voto más necesario y útil para garantizar nuestra unidad.
