Existen en nuestro idioma dos palabras que, aunque en sus sonidos den la sensación de similares, en sus auténticos con tenidos, son totalmente diferentes. Estas son: Democracia y Desgracia. Democracia, es conseguir que las personas se unan y se encuentren, no en las bifurcaciones de los enfrentamientos partidistas y si en los caminos del conocimiento y la razón. No puede haber razón sin conocimiento. Ni conocimiento sin razón.
¿Qué es la razón? El equilibrio que existe entre la unidad y la cantidad, para que la debilidad de la fuerza contraria desaparezca e impere la fortaleza de la unificación. ¿Qué es el conocimiento? Comprender que la Cantidad sin Unidad es inundación y esta sin Unidad es desierto.
Por ello deben estar aleadas de tal forma, que sin perder cada una su propia identidad, consigan el laboreo, el cultivo y la cosecha, haciendo del torrente un manantial y de lo inhóspito, lo habitable. De esa alta valoración conjunta, nace el Pueblo, que en sí mismo representa, contiene y vivifica, la Libertad, la Fraternidad y la Semejanza.
Libertad, en el ingenio, y comunicación fraternidad en lo comunicable y semejanza en la valoración y el servicio. Tres pilares donde se asienta segura su propia e indestructible voluntad, que recogida y unificada, configuran el edificio común, hogar propio, de la democracia.
En el cual el mismo pueblo, mantiene, y sostiene con su amor, y su entrega, una emanación propia llamada política, y que no es otra cosa, que; Aliento de su aliento. Fuerza de su fuerza y Verdad de su propia verdad. Esa es la democracia. Esa es la política. No hay otra…y desgracia, es todo lo contrario, aunque a veces se pretenda emplear como democracia.
Por eso, ahora que se acerca un tiempo, donde muchos van a tener la osadía, de enumerarse, nombrarse y representarse, en unas papeletas, donde personas inocentes e ilusionadas van a referenciar nombres, con esperanzas en una vida más justa y participativa, deben de tener en cuenta estas palabras, que solo buscan la utilidad y el servicio, para mayor honra de ellos mismos. Que no manchen con refriegas inútiles y mal intencionadas, e intereses personalistas, el sagrado valor de la Voluntad Popular.
No siempre gana el que gana. Y si, aquel que sabe transformar su perdida en un triunfo, al conocer en que emplea el ganador sus ganancias y las sus pérdidas. Que se unan a aquellos, que los alimentan, valoran y sostienen en su propia grandeza y entrega, y ganaran un mañana mejor para sus hijos. Que lo que la gente le entrega como DEMOCRACIA, que no lo corrompan y lo conviertan en DESGRACIA, como por ídem. en la mayoría de los casos se ha venido haciendo. Así lo deseo, aunque solo sea de palabras. Pero de ellas, brotaron las estrellas y las constelaciones, alumbrando los planetas y la oscuridad de sus habitantes.
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