Yo sé que muchos de ustedes, lectores amigos, habrán pensado que el tema del nombre de esta calle, lo había dejado olvidado; la verdad es que solo he esperado a que se formara el Gobierno de la Ciudad para saber quién es el responsable de la “Cosa Culta”, y observo con satisfacción que no es la misma persona la que está al frente de esa Consejería.
Pues bien, señora Mohatar: Ante todo le deseo mi sincera felicitación por ser nombrada responsable de esa Consejería. En la actual legislatura que acaba de comenzar me agradaría, que al menos tomara en cuenta mis sempiternas peticiones sobre la retirada del nombre de Napoleón de una calle de nuestra ciudad. También entiendo sus muchas obligaciones, para que se ocupe de la “nimiedad” de retirar el nombre de aquél general, al que Fernando VII, que era feísimo, el tío, y con muy mala leche, -y le llamaban El Deseado, ¡qué ironía!-, se arrastró a sus pies, como un pordiosero, mientras España se desangraba, asombrando al mundo, mientras paría Héroes y Mártires, como “Agustina de Aragón”, con calle en Melilla; a Juan Martín “El Empecinado”, también con calle en Melilla; el niño Isidro Lluça Casanovas, “El Tambor del Bruch”; la joven Manuela Malasaña, muerta con tan solo 17 años, que tiene un barrio en Madrid; José Palafox, que fuera Capitán General de Aragón, con su calle en nuestra ciudad; el General Castaños, también con calle en Melilla; Daoíz y Velarde, Héroes del Cuartel de Monteleón, con su plaza en el Tesorillo; Jerónimo Merino, el famoso “Cura Merino”; Francisco Espoz y Mina; Andrés Torrejón, Alcalde de Móstoles, el del famoso bando, con calle en Melilla; Jacinto Ruiz Mendoza, nacido en Ceuta, subteniente, y con estatua en la Plaza del Rey de Madrid, y también con calle en el Tesorillo. El preso político, Francisco Sánchez Barbero, que el 24.02.1819, murió en Melilla, en la miseria, aunque algunos historiadores fijan la fecha el 24.10.1819. Debe saber, Consejera, que Sánchez Barbero era uno de los intelectuales liberales que se opusieron a Fernando VII, muriendo, como ya hemos dicho, a los pocos años de estar cumpliendo su condena. Lo que escribió referente a su cautiverio, para él Melilla era, “Aquesta mansión de criminales”, o “La negra siempre abominable mansión de las cadenas”. Esto era debido al profundo desprecio que sentía por sus carceleros y compañeros, los presos comunes, no políticos. Irónicamente decía que las pulgas eran los sabios de Melilla. En unos versos de un largo poema increpando a Ovidio, por su largo destierro, como el que sufría él mismo, dice: “(…)Para escarmiento de poetas patrios/ tan viles como tú, yo te mandara,/ Publio Nasón, con triplicados hierros, / atado al pié, desnuda la rodilla,/ morar en el presidio de Melilla”. Durante su estancia en la cárcel de Madrid, compuso “La Gramática Latina”, cuyo texto se lo presentó al Gobierno, y poco después, por orden expresa del Rey “Narizotas” fue trasladado al presidio de Melilla en la noche del 17.12.1815, adonde iba condenado por diez años. A pesar de todo, esta ciudad le tiene dedicada una calle, también el Tesorillo (Chico).
Todos estos nombres, como podrá comprobar, solo son una pequeña muestra de los miles de compatriotas que cayeron cuando nos invadieron las fuerzas de ese general que durante estos años, que yo he rogado a la anterior en el cargo, que retirase su nombre, y la verdad es que no me hizo ni caso.
Yo le pregunto, igual que a la señora Chocrón: ¿Qué pintan los nombres de las calles paralelas a Napoleón, como La Estrella, Viento, Espalda al Viento, y Mesones?. Imagino que la de Mesones pudiera ser que en los años de construcción del Fuerte de Camellos, habría varias casas de comida para los soldados y obreros; pero: ¿y la de la Estrella, el Viento, y Espalda al Viento?. ¿Es que el viento tiene espalda?, aunque también pudiera ser que cualquiera que circule por allí en día de viento le vuelva la espalda al mismo.
Además: ¿Qué hizo Napoleón, para que su nombre figure en una calle de nuestra ciudad?. Esta pregunta la hago por si algún historiador, historiógrafo, bibliotecario, lectores de libros y periódicos, tertulianos de toda clase de foro, comentaristas de ojana, maestros de escuela, militares con y sin graduación; en fin, todo el que sea amante de nuestra Historia, me la pueda responder.
Como también le sugiero que muy bien puede cambiarlo por el del profesor de música D. Julio Moreno Rodríguez, que enseñó ese bello arte a varias generaciones de niños en nuestra ciudad; cosa que muchos melillenses quedaríamos muy agradecidos, y la Ciudad se apuntaría un tanto a su favor.
