A principios del mes de mayo se desmanteló el campamento de chabolas que se había levantado en las proximidades del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Hoy, apenas dos meses después, inmigrantes sirios y de origen subsahariano han vuelto a levantar con palos, mantas, cordeles y piedras varias chabolas en las que pasan los días. Alrededor de estas construcciones precarias hay amontonada basura: plásticos, botellas, bolsas… Lo peor de todo es que en el lugar hay niños, algunos muy pequeños, que incluso van en carritos para bebés. Las chabolas están frente a la entrada del CETI, pero también en el cauce del río. En el primer caso, son sirios; en el segundo, subsaharianos. Con cuatro palos, varias mantas, cordeles y piedras, no son pocos los inmigrantes ilegales que han preferido salir de las instalaciones del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) para montar una chabola en las que pasar los días. Las hay frente a la puerta del Centro, pero también en el cauce del río. En el primer caso, son familias sirias las que deciden vivir en esas condiciones antes que estar en el CETI. Junto al río, son inmigrantes de origen subsahariano los que han montado sus chabolas.
Pero hay más que chabolas. Hay suciedad. Basta con dar una vuelta por la zona para ver la cantidad de basura que se ha generado en torno a estas construcciones precarias, lo que, sin duda, supone un riesgo para la salud. Sobre todo porque, por si fuera poco, hay niños, algunos de muy corta edad, que incluso están aún en carritos para bebés.
Los niños juegan con maderas, con objetos tirados en el suelo. Juegan rodeados de basuras, descalzos, sin protección alguna, con el peligro de cortarse. Duermen incluso tirados sobre el suelo, lo que les genera, a todas luces, un riesgo para su salud.
Además, las familias que ocupan estas chabolas cocinan. Se aprecian, de hecho, restos de madera quemadas donde estos inmigrantes hacen de comer. Eso sí, abasteciéndose del CETI, puesto que todos entran y salen de la instalación cada vez que necesitan hacerse con algún alimento.
Así, al margen de la suciedad que hay en la zona próxima al CETI, se corre el riesgo de que pueda llegar a producirse algún incendio en el caso de que alguno de estos fuegos no se apague bien. No sería raro, ya que es algo que llegó a ocurrir en 2012 en el ya desmantelado poblado de chabolas del Cerro de Palma Santa. Fueron varios incendios los que se produjeron. En uno de ellos, el fuego llegó a arrasar seis chabolas y una cabaña utilizada para reuniones, al parecer por un infernillo que los Bomberos extrajeron de una de las chabolas calcinadas.
Desmontar campamento
La actual situación se puede frenar. No en vano, a principios del mes de mayo se desmontó el primer campamento de chabolas ubicado en las proximidades del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. El 4 de mayo, los servicios operativos limpiaron la zona, que estaba llena de infraviviendas levantadas con ramas, mantas, plásticos y cartones, creando una mala imagen en las inmediaciones del CETI, la circunvalación, el paso fronterizo de Farhana y el Campo de Golf, donde incluso llegan a pasar los inmigrantes.
Lo que muchos melillenses quisieran es que estos inmigrantes que hoy en día viven en las chabolas, estuvieran instalados en el CETI. Es verdad que la situación no es la que debería ser, ya que está desbordado. El Centro está preparado para acoger a 480 inmigrantes ilegales. Sin embargo, a día de hoy se superan los 1.500 'sin papeles'. En cualquier caso, las condiciones de vida para estos inmigrantes será mejor dentro del CETI que no las que tienen en las infraviviendas, especialmente para los niños. Sólo falta que las autoridades vuelvan a desmontar el campamento de chabolas. De no hacerlo, se corre el riesgo de que el lugar pueda convertirse en un Cerro de Palma Santa II, con la inseguridad, insalubridad y peligros que ello conlleva tanto para el inmigrante como para el resto de melillenses.