“La Romería del Rocío, como otras tantas tradiciones nuestras, no se puede perder”, señaló el hermano mayor de la cofradía, Gregorio Castillo, que destacó “la buena convivencia familiar” que se ha vivido este año en los pinos
Melilla se ha despedido este domingo de la Romería del Rocío con un ambiente inolvidable en los Pinares de Rostrogordo en el que la música, el bullicio de la gente y el olor intenso de las brasas preparando un exquisito almuerzo han sido los principales protagonistas.
Durante el evento, que ha congregado a numerosos fieles en los pinos, se han entregado alrededor de 30 distinciones a todas aquellas personas que han participado en el camino hacia los Pinares desde la Iglesia de Santa María Micaela.
“Parecía que estábamos corriendo La Africana a última hora”, dice en tono jocoso el hermano mayor de la Cofradía del Rocío, Gregorio Castillo, quien se ha mostrado satisfecho por la participación de la gente en la Romería de este año “como si fuéramos una familia”.
H destacado la “buena convivencia familiar” que se vivió la noche del sábado al domingo, durante la pernoctación en los pinos, una tradición que Castillo recuerda que se perdió por “unas situaciones desagradables” y que han recuperado cuatro años después.
“La Romería del Rocío, como otras tantas tradiciones nuestras, no se puede perder. Tenemos que luchar (por ella), tenemos que vivirla y mejorarla si se puede”, ha manifestado al final el hermano mayor, destacando el apoyo de la Ciudad Autónoma y del resto de hermandades y cofradías.
