El espacio de Aranda

Cómo hablar el andalú, sin vergüenza

melillahoy.cibeles.net fotos 932 Juan Aranda web

Hace algunos años, reivindicando el idioma andaluz, yo escribía: “Akí er kahteyano no lo ablamoh malamente, ze abla bien el´andalú”. Ese era el título de un artículo, que pude leer en un periódico de Málaga, hace algunos años. Más adelante, como una especie de entradilla, sigue: “La zoziedá pal Ehtudio el´Andalú defiende argo que rekonoze el Ehtatuto d´Autonomía i k´ezihte kon identidá propia, como el´andalú”. Aquél día, cuando mi mujer me lo puso ante los ojos para que lo “descifrara”, a primera vista creía que era una lengua extranjera, pero apenas leí: “Akí er kahteyano…”, ¡tela!, lo primero que hice fue sonreír con satisfacción. Sonreía, porque hace algunos años un señor muy encopetado, y también muy gilipollas, me dijo que en Andalucía se habla muy mal el castellano, y aun peor, en los pueblos. Hombre, le dije, no va usted a comparar el acento de cualquier pueblo de Andalucía como el castellano que se habla en Burgos o en León; sería absurdo, ya que ese acento tan castellano, con sus eses y des finales, sería muy difícil, y absurdo, que las pronunciara cualquier niño nacido y criado en Villanueva del Trabuco, Alfarnate o Cartajima, de Málaga. Además: ¿Por qué si un catalán dice "can Jordi" para referise, "En casa de Jorge", es culto, hablando una lengua respetada y con historia, y causa risa si un andaluz dice que se va a tomar un chato "En ca Paco"?. Existe una anécdota de Carlos I de España, y V de Alemania que dijo: "Hablo español con Dios, italiano con las mujeres, francés con los hombres y alemán con mi caballo". Menuda reflexión de nuestro Emperador, ¡eh!. "Una azoziazión de vecino y treh bareh”, han optado por elaborar una guía para que sus establecimientos rotulen sus nombres en andaluz, y “an zío, komerzioh de Marxena (Zeviya), loh bareh son: La Paraíta, Er Jaleo i Er Bul-laero”. Y ustedes se preguntarán a qué viene toda esta jerigonza. Verán: viene a cuento, porque no creo que nadie cuestione que ese lenguaje, que mucha gente en nuestra ciudad, crisol de todas las regiones de España, también se chamulla a medias, es tan español como el que se habla en Badajoz, o Jaén, por ejemplo. Otra cosa es el que algunas personas, con su semántica, y muy de: “Aquí estoy yo, con mi educada retranca, porque soy muy leído y estudiado”, de ojana, nos quieran endilgar una lengua, porque en la ciudad lo hablen la mitad de sus habitantes; aun a sabiendas de que es un lenguaje extranjero, eso si, protegido por nuestras leyes e instituciones, (art. 5º-H de nuestro Estatuto), y que el único que saldría ganando con ello sería nuestro vecino de al lado, ayudado por los quintacolumnistas que pululan por nuestras calles. Quizás, no sé, a lo mejor, pudiera ser, que con estas opiniones recojo fobias, como cuando me recomendaron que me tomara un vasito de leche y me acostara. Yo, como humilde escribidor que soy, me importan un carajo las fobias y aversiones que puedan tener hacia mi persona. Por otra parte estoy seguro que algunos lectores, que son melillenses, y poseen este acento andaluz, reconocerán esas palabras, haciéndolas suyas, que son similares a las que tienen costumbre de hablar. Así que: ¡Va por ellos!.

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