Apenas dos meses después de la Semana de Pasión, las principales calles de la ciudad se volvieron a llenar de olor a incienso y flores por la procesión del Corpus Christi, en la que, un año más, participaron cientos de melillenses, muchos de ellos familias enteras que arropaban a los niños que este año han recibido su Primera Comunión. El paso procesional tuvo como antesala una misa en la Iglesia del Sagrado Corazón, oficiada por el vicario episcopal de Melilla, Roberto Rojo. Los actos de esta festividad eucarística dieron comienzo con una misa oficiada en la Iglesia del Sagrado Corazón por el vicario episcopal, a la que siguió una puntual procesión en la que participaron, un año más, varios centenares melillenses. Los protagonistas, los de siempre: decenas de niños ataviados de forma impecable con sus trajes de Primera Comunión, que fueron llenando de colorido las calles con los pétalos que iban dejando al paso del Palio procesional.
Les seguían sus familias, muy atentas a la ceremonia, en la que tomaron parte las sedes parroquiales de Melilla, además de las hermandades y cofradías, que arroparon a las autoridades eclesiásticas de la ciudad y que también fueron parando en cada uno de los altares dispuestos en el recorrido procesional por las calles López Moreno, Castelar, Avenida Juan Carlos I, Plaza de España y Ejército Español.