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China como potencia emergente (conclusiones)

Ejército chino

Por Gonzalo Fernández

El que China proyecte poder es inevitable, dado el marcado carácter positivo de sus factores de poder tras la apertura de su modelo económico y la globalización de su economía.
Sus potenciales enemigos regionales, Rusia y la India, presentan situaciones diferentes, por lo que China ha empleado también estrategias diferentes en su relación con cada uno de ellos.
Con Rusia ha establecido una alianza, al menos temporal, basada en los intereses mutuos en energéticos, de armamento y tecnología, comerciales y sobre todo de contención del poder de los Estados Unidos.
Con la India, mantiene una situación de tensión controlada en la seguridad de que, por el momento, la India no tiene la capacidad de oponerse a China como potencia económica y también porque un enfrentamiento militar de envergadura es inimaginable, al ser ambas potencias nucleares.
Para garantizar la satisfacción de sus intereses en los ámbitos regional y global, China está utilizando muy hábilmente su “poder inteligente”, con una adecuada combinación de “poder blando” y “poder duro”.
El poder blando se plasma en la iniciativa “Cinturón y Ruta” y en la creación, con gran éxito, del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. Presentando la iniciativa y el banco como un claro “ganar-ganar” para todos los países interesados en unirse a ellos, consigue garantizarse tanto la obtención de los recursos que precisa, en los lugares que precisa, como la creación de mercados para sus productos. Todo ello, obteniendo al mismo tiempo una imagen de cooperación y buena voluntad en muchos países.
Para asegurar el suministro de buena parte de su energía por vía terrestre, se extiende hacia el oeste por la “ruta de la seda” hacia el Mar Caspio y se alía con Rusia al norte.
Pero para garantizar el libre uso de las rutas marítimas, por las que recibe la mayoría de sus insumos y por las que envía buena parte de sus exportaciones, requiere controlar los espacios marítimos por los que éstas discurren, a corta y media distancia de sus costas.
Es aquí donde utiliza una combinación de poder blando a través del “collar de perlas”, cuando ello es posible, y de poder duro en las demás ocasiones, con el deseo inicial de controlar militarmente todos los espacios marítimos dentro del “primer cinturón de islas”.
La posibilidad de controlar los espacios dentro del “segundo cinturón” aparece mucho más lejana y depende en buena medida de la actitud geopolítica de los gobiernos de los Estados Unidos.


China es ya una potencia regional económica y militar, rival en la hegemonía que ejercía hasta ahora en el área los Estados Unidos. Tan sólo Japón y Corea del Sur siguen siendo baluartes en el mantenimiento de ese antiguo poder hegemónico. La creación por parte de China de una Zona de Identificación Aérea sobre las Senkaku, que se superpone a la de Japón y disputa su soberanía sobre las islas, parece ser un movimiento calculado para medir la respuesta de Japón y de los Estados Unidos.
Globalmente, China es tanto aliado como rival económico de Estados Unidos y de Europa, buscando en el aspecto militar la multipolaridad, al menos en el futuro previsible, dada su incapacidad actual para proyectar poder marítimo a larga distancia de sus bases.
Donde China tiene debilidades obvias es en el sistema político, que favorece e incluso impulsa la corrupción y el nepotismo derivados del sistema, favoreciendo a los miembros del partido y a los amigos, no a los más capaces.
Por otra parte, los países occidentales han empezado a darse cuenta de que las transferencias de tecnología que China exigía para establecerse allí, o la producción en fábricas chinas de muchos de nuestros productos de alto valor añadido, ha permitido a China establecer una industria de tecnología de consumo equiparable a la occidental. Además, la gran cantidad de estudiantes chinos en las mejores universidades tecnológicas occidentales, que han sido enviados en su mayoría por el gobierno, regresan con un alto conocimiento específico. Estos estudiantes son preparados duramente desde la infancia, eligiendo a los mejor dotados, a similitud de lo que hacen con los atletas.
¿Qué va a pasar en el futuro previsible?
En el aspecto comercial y financiero China va a seguir creciendo como gran potencia, si bien empresas extranjeras están empezando a darse cuenta de que la gran cantidad de dinero que pensaban ganar, y la gran cantidad de bonos que sus directivos pensaban ingresar, va a encontrar cada vez más competencia en el mercado chino, que ya está produciendo desde chips hasta aviones y barcos. Además, la separación entre las cadenas de producción y los centros de investigación y desarrollo de las empresas ha demostrado ser una dificultad añadida.
En el aspecto de la hegemonía militar, la tecnología militar china está todavía por debajo de la de Estados Unidos a pesar de sus fuertes inversiones, pero que no pueden equipararse todavía a las que realiza el Departamento de Defensa americano.
Falta entonces por ver cual es la deriva de la política de defensa de los Estados Unidos, bien hacia el mantenimiento de su hegemonía actual o, lo que es más probable, un retroceso hacia el aislacionismo, hacia la visión de Estados Unidos como isla, visión que ha sucedido tras cada una de las guerras en las que Estados Unidos no ha obtenido la victoria, aunque la razón para ello sea la política, no las Fuerzas Armadas.
De esa decisión depende a corto y medio plazo la emergencia de China como una potencia global equiparable a los Estados Unidos.

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