Hoy me he levantado pensando en Extremadura mi tierra, no se seguramente será el olor, porque estamos casi a unos días de que florezcan los cerezos en flor del Valle del Jerte en la provincia de Cáceres, muy cerca de mi patria chica Hervás, alguien dijo que Extremadura es la gran desconocida y a continuación y con suficiencia manifestó: “si este paisaje lo tuvieran los catalanes, sacarían petróleo”. Estoy cansado de escuchar que las posibilidades turísticas de Extremadura están por descubrir, y que somos tierra de conquistadores de los siglos XV y XVI en los que hubo una emigración masiva a América, destacando los descubridores de Hernán Cortés, Francisco Pizarro, y Pedro Valdivia, quien conquisto Chile y le denominó Nueva Extremadura. Pero no hoy, desde aquí pienso que tenemos que descubrirnos a nosotros mismos, yo y muchos de mis paisanos solo queremos ser descubridores de nuestra hermosa tierra, no necesitamos descubrir nada, considerada como uno de los más importantes enclaves ecológicos de España, ha pasado inadvertida durante mucho tiempo tanto para españoles como para extranjeros, encierra una belleza que nadie puede ignorar, Mérida, Cáceres y Guadalupe son ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Sierra de Gata situada al noroeste de la región, linda con Portugal y la provincia de Salamanca, se encuentra alejada de los grandes núcleos urbanos, y eso se nota, sus pueblos conservan su arquitectura tradicional con casas de piedra y madera que invitan a viajar en el tiempo, y su entorno puro, fresco y suave, como su microclima, hace a de esta comarca un lugar bello en cualquier época del año, Cornalvo, Alange, Las Hurdes y el mismo Hervas, son solo alguno de los ejemplos que no son muy conocidos por los foráneos, pero que son dignos de visitar alguna vez en la vida. Sus gentes sencillas y bondadosas. Les dejo con un corto de historia de mi patria chica , desde el siglo XII algunos caballeros de la Orden de los Templarios se instalaron alrededor de una pequeña ermita que se situaba a orillas del rio Santihervás, rio del que procede su nombre, permanecieron allí hasta que el siglo XV que llegaron los hebreos. La comunidad judía creció dentro de la pequeña localidad y dejó como patrimonio su bellísimo barrio denominado las “juderías”.
Hoy me despido de ustedes con un poema dedicado a mi tierra:
“Blanco y negro es tu bandera
falsas promesas te hicieron
por tus dehesas
recorren sus lagrimas
que mandan plegarías al cielo”
