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El rincón de Aranda

Cementerio Nacional de Héroes V

melillahoy.cibeles.net fotos 897 Juan Aranda web

El 15.10.1759, el Rey concedía el solar de la Tahona para los enterramientos, muy cerca de la Batería de la Concepción. Posteriormente, el 15.10.1763, es bendecido como Cementerio; y el 07.12.1797, es bendecido el Cementerio de San Carlos, cercano al Fuerte de San Miguel, en el 4º recinto. El 22.02.1904. Son exhumados los restos de este cementerio, y trasladados al actual de la Purísima Concepción, -antes Ntra. Señora del Carmen-, construido en la llamada Rambla del Agua. Mucha gente piadosa, en Melilla, le rezan a las "Ánimas Benditas", siendo el lugar de oración donde están enterrados, en una fosa común, los restos de los Héroes, y mártires de 1921. Hace muchos años, -casi sesenta-, cuando había algún entierro, si estaba chispeando, el viento hacía que la llovizna picara las blancas losas, llenando el "monte" de Ataque Seco, de una especie de muerte cenicienta. Los niños de aquéllas calles, nos deteníamos para observar las matas de agua, y la de los "panecitos", que muchos comíamos; parecía que reían con sus gotas de la fina lluvia, que caía junto a la caseta de la gran llave del agua, frente a la alambrada de la Batería de Costa. Esa pequeña caseta era como un palco proscenio de un gran teatro con dos escenarios: uno era nuestro Camposanto, junto al acantilado, con sus patios, panteones, y sus tumbas floridas, donde el sol de la mañana presenta su hermoso y dorado rostro a los Héroes, extendiendo por todas partes las suaves auras de Favonio; y el otro eran las calles, Castellón, Duque, Sagasta, Castelar, y los eucaliptos circundantes; y también las azoteas de Ataque Seco, y el frondoso Parque Lobera; y como telón de fondo: Melilla moderna en todo su esplendor, con el Gurugú, antaño compañero de Marte, en el horizonte. Eran las hondonadas y valles del recuerdo de mi niñez, que ahora entiendo, que fueron el sol de mi infancia; cuando, junto a mi madre, leía incansable los nombres y epitafios en las tumbas de civiles y de militares: "Hoy te entrego a las sombras un ser resplandeciente que nos regalaba una estrella cada día". Cuando tuve edad de discernir, y de pensar, me preguntaba: quiénes fueron aquéllos Héroes, que por el túnel de la tragedia en los campos de batalla, circularon en silencio, con la dignidad, y el honor que la Patria se merece; donde las ramas, y las raíces de todos ellos, siguen creciendo hacia arriba, aquéllas, y hacia el fondo de mi alma, éstas. Por ello las humildes "Cartas" que escribí a su dictado, como un devoto amanuense, intenté que los que sienten verdaderamente esas inquietudes, sepan que ellos están envueltos en la tranquilidad de la Gloria, con el canto imborrable de la Patria. El ópalo traslúcido de sus llantos, en sus tumbas silenciosas, fueron cortados en el aire, donde se pueden escuchar sus lamentos, en la luz de la razón. También sé que, cada mañana, cuando salía una de sus epístolas, publicada en este periódico, dirigida a ustedes, melillenses, de patria y de raza, sus almas, como saladas lágrimas marinas, procedentes del cercano acantilado, nos saludan a todos con el fraternal abrazo de hermanos, que ofrecieron todo por nuestra ciudad, por su cultura, por su idiosincrasia y españolidad. Yo tengo un amigo que siempre charlamos sobre lo divino y lo humano, pero cuando sale a relucir nuestra Historia, la de nuestra ciudad, la plática se convierte en un "Aula Majestuosa"; que con su excepcional y fantástica memoria, como gran historiógrafo, tiene esa facultad de clarividencia y lucidez, que desgrana fechas, nombres y datos, tan inéditos, que muchos historiadores quisieran poseer para sí mismos. Yo le digo que siempre debemos bordar sus nombres con el color que impongan nuestros corazones, porque todos ellos están impregnados de laureles y glorias patrias.

Es mi deseo que la "Encina Gloriosa" de nuestra Historia, se mantenga en perenne lozanía, fresca y pura, como lo fueron todos los que se encuentran descansando en esos patios. Por ello siempre reivindicaré que a este Camposanto se le denomine: "Cementerio Nacional de Héroes, La Purísima Concepción". A mí me hace este periódico un precioso regalo cada vez que yo entrego algunos nombres de Héroes a una ciudad de 517 años que es España. Ellos nos dejaron coronas de martirio en nuestras manos, para que entendiéramos la Historia, nuestra amplia Historia cincelada por ellos. Pero también dejaron impreso como valiosas joyas, en su silencio labrado, que es el que nos ilumina a todos los que de alguna forma los recordamos con cálices rebosantes de espiritualidad y otros, intentamos hacerlo con nuestra humilde pluma. Y aunque para algunos "españoles descafeinados", de diminutos escrotos, estos humildes escritos míos les parezcan chauvinistas y patrioteros, sepa mi querido, y amable lector que yo solo intento que el alambique de la Gloria destile gota a gota, en pequeños tarros, hasta llegar a la perfecta fragancia, envuelta en aromas celestiales, que nuestra Patria pide a sus hijos. Ese es únicamente el motivo por el que desde hace más de una década, reivindico que nuestro Cementerio sea denominado: "Cementerio Nacional de Héroes". Porque es el único que contiene más laureados que en toda nuestra geografía.

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Juan J. Aranda

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