Menganito dice de Fulanito: Ese es un pinchauvas, que vino a Melilla con una mano atrás y otra sin guantes y se las da aquí de pregonero mayor, sin saber nada de nada. Y Fulano dice de Menganito: Joder. No me hables de Menganito que lo conocí en Hendaya y allí era un "pelao". Aquí en Melilla ha tenido suerte, porque estuvo de palanganero mayor con Zutano, hasta que ese palmó y le dejó el chiringuito.
Menganito vuelve a decir de Fulanito: Ese se ha quitado el hambre en Melilla. ¿De qué va a presumir ahora?… Si la gente de aquí le hubiera visto cogiendo colillas en la calle Ballestas, sabría de qué presume ahora el andoba.
Y Fulanito se defiende de Menganito diciendo: Puñetera envidia es lo que tiene ese charrán. Toda su vida a base de boniatos asaos y cuando vino a Melilla y probó los langostinos en la cena que dieron al delegao, se lo comió con cáscara. Si sabré yo quien es ese tío.
Y así, Fulanito y Menganito dos afincados en esta ciudad, que aparecieron por aquí sin que nadie los llamara, se tiran a despellejar… por detrás. Cuando están el uno frente al otro en una cena o en una despedida, se suelen hablar así. Pongan atención:
- Coño Menganito, pues no tenía yo ganas de verte. Te felicito muchacho por lo bien que lo vienes haciendo.
- Muchas gracias compañero. Yo sé, que si no hubiera sido por nosotros, qué hubiese sido de esta ciudad, donde la gente se moría de calma.
- Y que lo digas. No sabe la alegría que me da, de saber que te han nombrado hijo predilecto del enchufe y la bocina. Te lo mereces…
- Menos que tú compañero, que gracias a ti todo ha cambiado en Melilla…
Y así se van tirando los laureles, el uno al otro, hasta que borrachos se van a sus casas, cachondeándose los dos, de lo bien que se vive aquí.
Mientras tanto, el hermano de Azucena, que por cierto está bastante buena, nacido en Melilla y con talento y edad suficiente para ocupar un cargo, se tiene que ir a Turquía, a ver si come caliente, al menos una vez al día.
Y es que Melilla, es una ciudad de "tensiones" y de ocasiones.