Cerca de 230 personas están siguiendo en Melilla un tratamiento preventivo contra la meningitis. Exactamente, las 226 a las que Sanidad ha considerado como “contactos cercanos” del inmigrante que ingresó el sábado por la noche en la UCI del Hospital Comarcal aquejado de esta enfermedad. Ésta es una de las medidas que las autoridades sanitarias han adoptado en virtud del protocolo que se activó tras detectar este caso de enfermedad meningocócica en uno de los residentes del CETI, aunque dejaron claro que no existe un brote en Melilla ni tampoco hay motivos para que se cree una alarma sanitaria o social, dado que el riesgo para la salud pública es bajo. Según explicó ayer en una nota de prensa la Consejería de Bienestar Social y Sanidad, las 226 personas a las que se está aplicando este tratamiento son los inmigrantes que mantuvieron un mayor contacto con el enfermo y todos los que durmieron en la misma habitación los diez días anteriores a su hospitalización el pasado día 15. También la totalidad de los trabajadores del CETI y a todos los empleados de la plantilla sanitaria que atendieron al enfermo en el hospital.
A estas 226 personas se les considera contactos cercanos por la posibilidad de haber tenido “un contacto estrecho y prolongado” con el enfermo. Más concretamente, con sus secreciones nasofaríngeas, ya que “el meningococo se transmite de forma directa de persona a persona por secreciones de la vía respiratoria”, afirmó ayer la Consejería de Bienestar Social y Sanidad.
Medicación
Por eso, se les está medicando para evitar que aparezcan casos secundarios y reducir la transmisión de la enfermedad. Todos ellos están tomando ciprofloxacino, pero como medida de prevención adicional, se ha solicitado la vacuna frente a Nesisseria meningitidis conjugada tetravalente, que se administrará a todo el personal que presta servicios en el CETI y a todo el personal sanitario que atendió al paciente en el hospital.
El Área de Sanidad también reconoció ayer que estos 226 “contactos cercanos” son una cifra “potencialmente superior a lo habitual” cuando se detecta un caso de meningitis debido al “elevado número de inmigrantes que acoge el CETI en los últimos días”. Por lo tanto, la saturación del centro migratorio, que acoge a más de 1.800 inmigrantes y está por encima del triple de su capacidad máxima, ha provocado que el protocolo de vigilancia epidemiológica y prevención haya tenido unas mayores dimensiones.
Esta reacción ha permitido que hasta ahora no se haya detectado ningún otro caso de meningitis en la ciudad. Además, el riesgo para la salud pública en Melilla y en la península “se estima bajo”, afirmó la Ciudad Autónoma, que subrayó otra cuestión: existe un bajo riesgo de desarrollar la enfermedad, y éste además disminuye con la edad, hasta el punto de que algunas personas pueden ser portadoras del meningococo sin que lleguen a padecer meningitis.
No obstante, ser portador es “uno de los factores de riesgo” para terminar teniendo la enfermedad, aunque “transcurridos 10 días desde la colonización, el estado de portador protege en cierta medida al desarrollo de la enfermedad”.
Estado del paciente
Además, el Centro Nacional de Epidemiología, en coordinación con las Comunidades Autónomas, ha iniciado una investigación epidemiológica para conocer la situación de casos esporádicos de enfermedad meningocócica causados por el serogrupo W durante la temporada 2013/2014. Este serogrupo es, concretamente, el que padece el joven inmigrante ingresado en la UCI del Comarcal, que poco frecuente en España porque solo se dan casos esporádicos cada año, aunque sí es habitual “en el llamado cinturón de la meningitis en el Sahel africano”.
De momento, el inmigrante, que es de Gabón y tiene 19 años, sigue en estado grave y su evolución ha sido desfavorable. Llegó a Melilla el 18 de febrero, y fue el 14 de marzo cuando empezó con los síntomas propios de la meningitis. En concreto, “dolor suprapúbico, vómitos aislados y discreta desorientación temporoespacial”, además de rigidez de nuca. Tras un TAC craneal y una punción lumbar, el diagnóstico que le dieron en el hospital fue que padecía meningitis aguda bacteriana, por lo que ingresó en la UCI a las 21.30 horas. Entonces respiraba de forma espontánea y se le empezó a aplicar un tratamiento antibiótico con Vancomicina y Ceftriaxona IV.
Sin embargo, el martes sufrió un “síndrome de distress respiratorio del adulto” que necesitó de ventilación mecánica, y así es como sigue, sedado y tomando antibiótico y corticoides, concretamente Ceftriaxona, midazolan y Dexametasona.
La Ciudad Autónoma ha enviado muestras del paciente al Centro Nacional de Microbiología, del Instituto de Salud Carlos III, que confirmó los resultados del laboratorio de Melilla, aunque la identificación de la cepa está pendiente.
Mientras tanto, el Servicio de Epidemiología de la Ciudad Autónoma, el Instituto de Salud Carlos III (Centro Nacional de Epidemiología y Centro Nacional de Microbiología) y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad mantienen una comunicación permanente para el seguimiento y control de la situación. También para valorar la aplicación de protocolos de intervención. Esta misma comunicación permanente se mantiene entre la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno.