Siempre que me siento al ordenador, para escribir estas “cartas”, intento incorporar la fuerza de mi afición literaria, como lector empedernido y humilde escribidor, a los nombres reales de los Héroes, procurando dar la verosimilitud necesaria al texto. También para que sean el destino ineluctable a todo español, que sienta el patriotismo, con la mirada limpia, y la honradez de su criterio, en este caso: el de su corazón.
Paseando junto a la Capilla del Cementerio, cerca de la Galería de los Generales, van tres Héroes, charlando tranquilamente. Uno es: Antonio Pellón Díez, 2º Tte. de Infantería, del Bon. Cazadores de las Navas nº 10; nacido el 17.05.1869, en una pequeña aldea de León, de apenas 100 habitantes, llamada: La Uña. Está casado, y con dos hijas: Benigna y Carmen. Aunque a él no le agrada decir que está en posesión de varias condecoraciones su comandante, cariñosamente, le obligó a lucirlas en su pecho, cada vez que salga de paseo por estos patios. Estuvo destinado en Filipinas, y tiene la Cruz al Mérito Militar, la Medalla de Alfonso XIII, y la de Bronce. Dice que oficialmente, desde que lo registraron, como muerto en combate, reside desde el 28.09. 1909, en la fila 3 nº 2 del Panteón de Margallo; pero realmente es desde el 27 de julio del mismo año, que fue cuando cayó heroicamente, en los peñascos del Barranco del Lobo. A su izquierda, y agarrado de su brazo, camina con dificultad, el Soldado del Rgto. Infantería África 68, Juan Parra Ruiz; nacido en Lorca, Murcia. Este murciano de 22 años, es soltero, pero con compromiso de matrimonio, en el pueblo, -según dice él-. Murió de tifus, en el Hospital Militar, el 27.11.1909. Su residencia en La Purísima, es el Osario General, junto a cientos de compañeros, deseosos de que sus nombres salgan en este diario. El otro es un Sargento, del Bon. de Cazadores de Estella nº 14; catalán, nacido en Tremp, pueblecito de la provincia de Lérida. Eran las tres de la tarde del 1.12.1909, cuando falleció en Dar-El-Hach, a causa de una hemorragia, por las heridas, en el mismo campo de batalla. Es casi un adolescente, con solo 19 años, y también permanece soltero. Su residencia es la parcela 9, fila 7, nº 4. Este muchacho, sin apenas fuerzas, por la pérdida de toda su sangre, le obliga a buscar apoyo en el hombro de cualquier compañero; en este caso del Teniente Pellón, que lo alza, como si fuese un “niño inflado”, como le dice sonriente.
Estos tres Héroes, como tantos miles de compatriotas, heridos de muerte, que dieron sus vidas por la Patria, descansan en sus silenciosas tumbas, y en sosegados panteones, con el recuerdo que nosotros, los que sacamos a la luz sus nombres, y hechos de armas, sus miradas las sentimos imantadas en nuestras almas, con la lectura de los epitafios grabados en las losas que los cubren. Para terminar, recuerdo a las autoridades competentes, que la Purísima sea denominado: “Cementerio Nacional de Héroes de España”.
