Por Yonaida Sellam, viceconsejera de Incidencias y Línea Verde
Como decía Nicholas Sparks, lo siguiente no es un adiós, sino un gracias, Melilla.
A lo largo de estos cuatro años he procurado dar lo mejor de mí por vosotros ( con mis aciertos y errores) y por esta hermosa tierra que compartimos y a la que es un honor servir.
Desde las funciones, para las que me sancionastéis, he procurado garantizar el legítimo derecho a la vivienda que siempre he creído que todos los hijos de Melilla deben tener en un área muy difícil como es Emvismesa, me quedo con la satisfacción de quienes han podido obtener una vivienda durante estos cuatro años.
He hecho lo posible por que todas las caras de Melilla, todas sus culturas, tuvieran visibilidad, y nuestros hijos se relacionaran y expresarán en torno a ellas, como los niños que crecen entre hermosas rosas a través de la sensibilización medio ambiental.
Quiero compartir con vosotros que me llena de honor, haber conseguido, por primera vez en la historia de Melilla, desde 1863, recordara aspectos de la cultura tamazigh que dormían el sueño de los justos, como el homenaje a Lalla Thurthut, la Santa Higuera ancestral de los melillenses imaziguen a través de las artes escénicas y la concienciación por el M. Ambiente.
Más lo que ha supuesto para mí el mayor de los orgullos personales, y deseo de corazón que os haya alegrado y sobre todo haya alegrado a nuestras madres, es el reconocimiento oficial, el primero en la historia, al Movimiento de 1985, en la figura de la calle dedicada a las madres de la Plaza de España ( y de la primera matrona rifeña Yamina Mizzian). Las madres que con sus cuerpos aporreados nos procuraron los derechos civiles, imprescindibles en una democracia.
Sin duda me hubiera gustado hacer muchísimo más, estoy segura de que mis compañeras y compañeros lo harán, especialmente la candidata de mi partido Dunia Al-mansouri Umpierrez. A mi por decisión propia me toca estar en segunda línea y en esta nuestra ciudad.
En mi caso, estando muy emocionada, quiero terminar con un sincero gracias.
Gracias, Melilla, por la confianza depositada en mi humilde persona durante estos cuatro años, pues serviros ensancha el alma y dignifica el corazón.
