Señores ricos prevaricadores, y políticos sinlachones: me alegraría, que al recibo de la presente, se encuentren bien de salud, que estén nutriéndose bien y hagan sus deposiciones fecales cada día, como Dios manda; aunque algunos desearían que no se levantasen del “trono de sr. Roca”.
Yo, qué quieren que les diga, según los tacos de almanaque que llevo contados, y con el privilegio de poseer, y conservar, las 32 piezas dentales originales, incluso las del juicio, me hallo cojonudamente. Vamos, que estoy contentísimo conmigo mismo, y me quiero un montón.
La presente es para decirles que siento una honda pena en mi alma, cuando escucho y leo comentarios malévolos, con el sarcasmo característico que algunos españolitos les hacen en los lugares más variopintos, como en las barberías, a susurros en las bibliotecas, o a voces en los bancos de parques y plazas públicas; también a briosos golpes de fichas de dominó en los centros de mayores, y en alguna que otra barra tabernaria con olor a lejía. Yo entiendo, y comprendo, el coñazo, y los dolores de cabeza que les dan sus asesores financieros, que sin piedad, ni pudor alguno, les bombardean cada mañana, con los resultados de Wall Street, y las noticias en las páginas sepia semanales. No hay derecho, ¡joder!. Tener que estar pendientes dónde invertir el jurdó, para que Montoro no se “cosque” (entere). Como ese que mandaba mucho en uno de los gobiernos del que ahora anda con el bigote retorcido contra Montoro, por una fruslería de nada. Como digo:
ese que mandaba tanto, exponiendo, de una manera dogmática y con tono de suficiencia, o sea, pontificando a cada momento sobre lo chungo, feo, antipatriótico e innoble que era poseer el dinero “guarro” en los edenes fiscales, cuando él lo conservaba bajo la sombra de los dulces cocoteros en algunas paradisíacas playas. Dicen que mientras mandaba y nos pontificaba a todos, también conservaba muchos de sus “chapones” en Gibraltar, junto a los llanitos: esos que no quieren ser españoles, pero que se aprovechan de nuestras carreteras y de nuestros hospitales. Pero se joden con art. 10 del Tratado de Utrech. O sea, que siempre serán britanicos de 2ª, o españoles de 1ª.
Qué pena me dió cuando uno de los policías, muy amablemente, lo agarró por el pescuezo, o cuello, para que no se diera un coscorrón al entrar en el coche, cuando iba a declarar. ¡Pobrecito, él!. Aunque la verdad, no sé ustedes, pero yo pienso que es muy difícil poseer toda esa cantidad de “chapones asquerosos”, multiplicándose cada día, en casi 200 cuentas corrientes, para que al final lo trinquen a uno con el culo mojado y al aire, en un barco de recreo. ¡Que no, que no hay derecho, joder!. Y mientras, un matrimonio joven con dos hijos, un banco los ha botado a la puta calle, porque no pueden pagarle la hipoteca; como mucha gente desamparada que vive en la calle. ¡Aaah!, es la Ley, y ésta hay que cumplirla.
Además, otra cosa: qué le importa a la gente lo que dice un periódico digital, si la Conferencia Episcopal invierte cada año más de diez millones de euros en su canal de televisión 13TV, mientras que a Cáritas solo le da seis millones. Ellos, los obispos, que han estudiado mucho la empatía, y se las saben todas, como Rouco en su ático, pensarán que con los seis kilos que les endiñan a Cáritas, para que los pobres puedan llevarse algo a la boca, éstos ya tienen bastante. Encima hay un estudio, encargado por los propios obispos, que dice que esa cadena “no propone el evangelio”, sugiriendo un “cambio de guión porque no va por el buen camino”. Desde luego: ¿Dónde vamos a llegar, Señor mío?. Dicen que estos señores van a debatir en la próxima Comisión Permanente un posible cambio de rumbo de ese canal de tv, que se ha convertido en un motivo de división entre ellos.
Señores ricos prevaricadores, y políticos sinlachones, siento mucho dejarles. Aunque yo no soy quién para aconsejarles nada, solo les pido que piensen, que cuando se les olvide de respirar: porque todo llega en esta vida y nada, absolutamente nada, se van a llevar al Más Allá, ya que las huevas de esturión, o de beluga, las medallas y metopas, los aviones privados, el tapiñeo pantagruélico en los yates que parecen transatlánticos, y el Viagra para presumir cuando se encaman con las señoras meretrices, todo ello se quedará en este jodido valle de lágrimas, porque como dijo uno: “El muerto al “joyo”, y el vivo al bollo”, y si es empapado en el oro verde de Jaén, y unas lasquitas de pata de guarro, tanto mejor.
Por otra parte les diré lo que un maestro y pensador chino, que se llamaba Kung Fu-Tse, el que todos conocemos como Confucio, que sabía la tira de cosas de la vida, dijo más o menos, que era más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad. Yo creo que como pensamiento, a ustedes les viene como anillo al dedo. Y si alguno sabe otro mejor, pues que lo diga.
