Nota en libertad

Brindis por Escocia. Diferencia con el pretendido referéndum del Gobierno Catalán

melillahoy.cibeles.net fotos 972 Carlos entrena a

El jueves 18 de septiembre se ha celebrado en Escocia el referéndum sobre su independencia. La campaña ha sido larga y ha ido aumentando en incertidumbre a medida que se aproximaba esta fecha. En efecto, Cameron firmó con Salmond, en 2012, el acuerdo para celebrar el referéndum cuya posibilidad preveía la ley de autonomía de Escocia (semiautonomía) de 1999. Se fijaron dos condiciones: que la pregunta fuera clara y que la respuesta exclusiva fuera: sí o no. La pregunta ha sido: ¿Debe ser Escocia país independiente?. La respuesta ha sido, no, con una diferencia del 10% de los votos emitidos.

El resultado acredita que la mayoría de los escoceses, se sienten también ingleses; a ello, se ha sumado el sentido práctico escocés y que se han ido desmontando diversas mentiras utilizadas por los independentistas, que, por cierto, no tienen TV alguna a su servicio. También ha habido anuncios urgentes de los tres partidos de Gran Bretaña, el Conservador, el Laborista y el Liberal, prometiendo a los escoceses la recepción de nuevas competencias: gestión presupuestaria, sanidad…; evidentemente, muy lejos de la amplia descentralización del modelo autonómico de España.

En la campaña los independentistas han dicho muchas mentiras, que han quedado al descubierto:
1.- Dijeron que una Escocia independiente sería, automáticamente, un nuevo Estado de Europa; sin embargo, la Comisión de la Unión Europea dijo, repetidamente, que su escisión de Gran Bretaña les dejaría fuera de Europa y que, como nuevo estado, para incorporarse a la UE, debería superar los requisitos legales de admisión, iniciando el largo procedimiento de adhesión a la Unión Europea, que exige el voto unánime de los 28 países miembros.

2.- Afirmaron que continuarían con la libra esterlina, que es la moneda de Gran Bretaña, sin haber tratado el asunto con el Gobierno inglés, el cual les aclaró que no serían parte del Banco de Inglaterra y deberían crear su moneda propia.

3.- Afirmaron que las empresas multinacionales y los Bancos (RBS, Lloyds…) continuarían con su sede social en Escocia, pero los Bancos y empresas, de forma contundente, dijeron que no era posible pues necesitan estar situados en la Unión Europea por razones legales, de competencia y de eficacia comercial (nuevos aranceles).

Así pues, los independentistas escoceses, que realmente quieren disponer de recursos públicos, y de todos los ingresos del petróleo, han mezclado dinero, sentimientos, nostalgias y rencores históricos con falsedades, intentando ocultar los nefastos efectos que les causaría la independencia respecto a la Unión Europea, la pérdida de la libra esterlina y la sede de empresas. Paradójicamente, los escoceses son europeístas y saben que Europa está consiguiendo su unión política, paso a paso, con instituciones cada vez más integradas y con la moneda común, el Euro, como palanca de confluencia política, fiscal y presupuestaria; además, los Tratados europeos son integradores de países, tratan de evitar la repetición de las tristes Primera y Segunda Guerras Europeas, cuya raíz fue la intolerancia nacionalista y racista por lo que los nacionalismos no son apreciados.

Estos hechos los deben sopesar los independentistas catalanes que coinciden con los independentistas escoceses en “sus sentimientos”, en el trasfondo de intereses económicos y en la invocación de las mismas falsedades. Sin embargo, hay tres grandes diferencias entre el proceso independentista que ha seguido Escocia y el que está siguiendo el gobierno de Cataluña.

1.-Los antecedentes son distintos. Escocia fue un país soberano independiente de Inglaterra y se unió a ésta en 1707 por vía de pacto; y la Ley de Autonomía de Escocia 1999 previó el derecho al referéndum celebrado. El régimen legal de España es distinto. La Constitución de 1978 fue votada por la gran mayoría de los españoles y, de los catalanes; el art. 1º.2 reconoce que “la soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado”. A su vez, el art. 2, dice: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Es la propia Constitución, precisamente, de donde nacen las extensas competencias que añora Escocia y que ya tiene Cataluña: competencias fiscales, presupuestarias, en seguridad ciudadana, educación, sanidad, etc.

2.- La separación de España que pretende el gobierno catalan rompería la unidad nacional y esa materia “soberana” corresponde a todo el pueblo español, de modo que, si alguna región quiere separarse de España, debe estar contenido en la Constitución y para ello, debe modificarse previamente, por el cauce de las reforma constitucional del art. 168 de la Constitución Española. El derecho a decidir esta posibilidad es de todos los españoles.

3.- El Parlamento de Cataluña no tiene competencia para incluir en una ley de consultas la cobertura para convocar una consulta-referéndum sobre la independencia de Cataluña porque es materia que afecta a la soberanía nacional y el art.149.32 de la Constitución Española, atribuye la autorización de referéndum al Estado. Por ello, una vez publicada la ley en el boletín oficial de Cataluña debe ser recurrida por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional y quedará automáticamente suspendida según los arts. 161, 1ª de la CE y arts. 31 y ss. de la LOTC. Hecho esto, no podrá celebrarse la consulta el 9 de noviembre, y si alguien lo intenta, incurrirá en desobediencia.

4.- Finalmente, el debate sobre la independencia se ha producido en Escocia con pluralidad democrática; se han expresado libremente los defensores del sí y del no a la independencia. Lamentablemente, en Cataluña no existe pluralidad democrática y su gobierno dispone de todos los medios económicos, de comunicación, TV, radio y prensa subvencionada, todo con cargo al presupuesto público, para sus fines.

CONCLUSIÓN: La votación del 18 de septiembre sobre la independencia de Escocia se ha celebrado, en libertad y conforme a la legalidad, con el resultado favorable a la Unión: mejor juntos. En la campaña han quedado al descubierto los riesgos de quedar excluidos de la Unión Europea y de Gran Bretaña. Los independentistas catalanes deben tomar ejemplo, actuar respetando la legalidad, decir la verdad y tratar con igualdad a los discrepantes catalanes.

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