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Bienestar Social reactiva el programa de los educadores de calle para el trabajo in situ con menores

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El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, presentó ayer a los siete trabajadores sociales y psicólogos de la empresa Carmelo Martínez que se encargarán del programa de educadores de calle en el que se invierten casi 16.000 euros. Hasta el 19 de enero estos profesionales trabajarán con los menores extranjeros no acompañados que rechazan los centros de acogida y malviven en la calle. El programa lo asumirá posteriormente la ong Save the Children cuando abra en marzo su centro de día en la ciudad. Daniel Ventura señaló que el programa los educadores de calle lo que persigue es “intervenir directamente con los menores" de la calle, los mismos que rechazan estar en un centro de protección y que no dudan en embarcarse como polizones. Reconoció que resulta complicado concretar la cifra de menores de la calle, porque fluctúa constantemente. "Con los educadores de calle lo que se pretende es conocer a los menores, sus condiciones de vida, qué quieren, cuáles son sus objetivos, y por otro lado, que los ciudadanos puedan recurrir a ellos cuando puedan encontrar menores que tengan algún comportamiento peligroso para ellos mismos", dijo.

Explicó el consejero que no se celebró un concurso público para contratar a los educadores de calle, sino que se pidieron ofertas a cuatro empresas. La cuantía más económica fue la de Carmelo Martínez, que se hace con el contrato por 15.900 euros. Se han contratado a siete educadores: 5 trabajadores sociales y 2 psicólogos que realizarán su trabajo hasta el 19 de enero. Los turnos, realizados por parejas, se alargarán los festivos y previos hasta las cuatro de la mañana en las zonas de mayor afluencia de público, como el centro o incluso el puerto deportivo. Estos trabajadores estarán en contacto con un coordinador de la Policía Local al que poder pedir desde una ambulancia para alguna emergencia sanitaria con algún menor, a ayuda para una intervención policial. Lo que se pretende con todo ello, "es mejorar en la medida de lo posible la calidad de vida de los menores y atenderles en cualquier necesidad que puedan tener". Indicó que los educadores de calle no todos conocen el árabe o el tamazigh, pero que esto no interferirá en su trabajo.

Manifestó Daniel Ventura que se ha decidido reactivar el programa en estas fechas en concreto porque es cuando se produce un mayor incremento poblacional y "al estar en vacaciones hay más gente que se desplaza a la ciudad y la idea es que se pueda intervenir con los menores y reducir también la sensación de inseguridad de los melillenses".

Save the children
Por otra parte anunció el consejero que la ong Save the Children pondrá en marcha sobre el mes de febrero o marzo un centro de día en Melilla. El local se está adaptando en estos momentos y la organización continúa con los trámites administrativos para el permiso de apertura. Desde la Consejería de Bienestar Social "les daremos todas las autorizaciones pertinentes para poner en marcha, a la mayor brevedad posible, este centro". Añadió que esta ong lleva más de un año trabajando en Melilla, con la Consejería en actividades educativas, de alfabetización y ocio. "Hacen una labor dentro de los centros de acogidas muy interesante", dijo. La organización pondrá en marcha un programa propio de educadores de calle, uniéndolo con actividades de ocio y otro tipo de intervenciones como actividades de ocio y educación. "El objetivo es sacar al mayor número posible de menores de la calle". Save the Children pone en marcha esta iniciativa con fondos propios, es decir, sin contribución de la Ciudad Autónoma.

Manifestó el consejero que el año pasado, por falta de presupuesto, no pudo darse una mayor duración al programa de educadores de calle y que en este 2017, en el que se prevé un incremento económico, "no queremos duplicar servicios y tener a gente por tenerla en la calle si Save the Children va a poner en marcha su propio programa de educadores de calle" pero eso no quita que la Consejería pueda mantenerlo de forma complementaria a la actuación de la ong.

El temido efecto llamada
Reconoció el consejero que la Ciudad Autónoma que hasta el momento no se han producido avances en la búsqueda de soluciones a la elevada cifra de menores extranjeros no acompañados que se acogen en Melilla. Por eso se siguen barajando tres posibles salidas. La primera, intentar que las autoridades marroquíes "intenten minimizar al máximo las posibilidades de entrada de menores con una mayor concienciación y sensibilización en el vecino país. La segunda, fomentar "la repatriación que no devolución" de los menores a través del convenio renovado entre los dos países en 2014 pero "siempre con todas las garantías".

La tercera "sería la más drástica" y es que si no hay posibilidad de que Marruecos "tome cartas en el asunto y asuma lo que establece el Derecho Internacional en materia de infancia" y repatríe a sus menores, la salida sería enviarlos a otras comunidades autónomas "para que la presión que tenemos en los centros de acogida disminuya y la atención a dar a los menores sea de mejor calidad, porque si el número de acogidos es superior al de los recursos, la atención no es que no se dé pero no será igual".

El consejero reconoció que el traslado a la península de estos menores podría conllevar un efecto llamada, pero "no hay más alternativas". Recordó que el número de menores extranjeros acogidos no ha hecho sino crecer de forma exponencial en los últimos años. De hecho, desde 1997 se ha ido invirtiendo las cifras de acogidos y en estos momentos de los 600 menores en protección, sólo 25 son de Melilla y los 500 restantes son marroquíes, la mayoría del rango de edad de entre 15 y 17 años.

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Jesús Andújar

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