Barkani acusa a los inmigrantes de “convertir el salto en un pulso con las fuerzas de seguridad”

El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, consideró ayer que los dos saltos masivos y casi simultáneos que se vivieron el pasado jueves en la valla, en los que alrededor de 800 inmigrantes trataron de entrar ilegalmente y “a la fuerza” en Melilla por dos lugares distanciados, pone de manifiesto que la presión migratoria que está sufriendo nuestra ciudad no cesa, sino que va aumentando “con la consiguiente conflictividad y el drama humano inherentes a la inmigración clandestina”. Según dijo, eso está provocando que los últimos intentos de entrada deriven en “una situación de conflictividad y enfrentamiento” con las Fuerzas de Seguridad del Estado por parte de los inmigrantes, a los que acusó de convertir cada salto “en un pulso” con los agentes. El Barkani puso como ejemplo lo ocurrido anteayer cerca del paso de Barrio Chino, donde 150 inmigrantes se quedaron encaramados en la valla durante seis horas y media hasta que fueron entregados a las autoridades marroquíes. Así, denunció que muchos de los inmigrantes “se hicieron fuertes” ante los agentes en lo alto de la alambrada, encarándose con los agentes e incluso arrebatando las porras y el casco a un par de ellos. El delegado del Gobierno también informó de que algunos de los inmigrantes llevaban “elementos contundentes” para lograr su propósito de sortear la malla antitrepa que ya está instalada en algunas zonas de la valla, ganzúas, anclas y elementos rústicos que simulan un gancho, fabricados por ellos mismos con palos, alambres y clavos. Además, también se requisó a otro inmigrante un arma blanca, concretamente un cuchillo de pequeñas dimensiones. En opinión de El Barkani, “está claro que los inmigrantes vienen a la desesperada”, pero fue tajante al afirmar que “eso no puede ser excusa para que admitamos este tipo de comportamiento ni una predisposición al enfrentamiento” para entrar a la fuerza en Melilla, y por lo tanto también en España y Europa. Además, recordó que con esta forma de entrar, los inmigrantes ponen en riesgo tanto sus vidas como las de los agentes que custodian las fronteras. El Barkani advirtió de que el jueves pudo haber ocurrido “una tragedia” debido al peso que soportaron los flejes del perímetro fronterizo, que son las vallas abatibles que hay en la zona alta del perímetro. Allí había 150 inmigrantes, además de numerosos guardias civiles de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), por lo que la infraestructura podía haber cedido. Al hilo, el delegado del Gobierno se refirió a la “moda” de los últimos saltos, en los que los inmigrantes que no logran entrar a Melilla antes de que llegue la Guardia Civil deciden quedarse encaramados en la valla durante horas en vez de regresar a territorio marroquí. A juicio de El Barkani, esta estrategia responde al objetivo de los inmigrantes de que se visualice su situación y lograr el apoyo y amparo de algunos sectores de población e instituciones. No obstante, insistió en que este tipo de inmigración “es inadmisible” y, además está en manos de las mafias. Por eso reiteró el mensaje que suele lanzar siempre sobre la necesidad de actuar contra esas redes, que convierten a los inmigrantes en las primeras víctimas trayéndolas a España “con cualquier método”, sin importarles el riesgo que suponga, a pesar de que los que lo consiguen son expulsados o quedan condenados a vivir en Europa “en la clandestinidad”. Los aerosoles y el extintor El delegado del Gobierno, que estuvo acompañado en la rueda de prensa por el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Ambrosio Martín Villaseñor, y otros responsables del Cuerpo, habló en su comparecencia de la polémica surgida en torno al uso de aerosoles de gas pimienta para contener a los inmigrantes. El Barkani defendió su utilización porque se trata de un material “totalmente reglamentario” para las Fuerzas de Seguridad del Estado, con la condición de que se utilice con proporcionalidad y en las circunstancias que lo requieran. Por eso dejó claro que los aerosoles de pimienta se van a seguir utilizando siempre que los agentes lo estimen oportuno. De igual modo, habló sobre el momento en el que un guardia civil utilizó un extintor, alcanzando de lleno a un inmigrante. Así, explicó que se usó este elemento apagar un mechero que llevaba el subsahariano, que era el mismo que momentos antes había arrojado una chaqueta en llamas contra los agentes. El Barkani ironizó sobre esta polémica al comentar que “igual el guardia civil tenía que haber soplado para apagar esa llama”, e insistió en que ese extintor estaba dirigido “exclusivamente a preservar la seguridad del inmigrante y de la Guardia Civil”. Martín Villaseñor aclaró que el extintor “no es un medio antidisturbios”, pero fue necesario su uso “sencillamente porque se dio la circunstancia de un fuego” en la valla. En este sentido, dijo que los agentes llevaron al salto un extintor porque, aunque es “una circunstancia nueva” el uso de fuego en la valla, ya se había dado un caso anterior y por eso los agentes estaban prevenidos. Además, aseguró que si en la zona hubiera existido una boca de riego, se habría utilizado una manguera con agua. 120 agentes El coronel de la Guardia Civil explicó además que en algunos momentos de la mañana del jueves, en la zona cercana a Barrio Chino llegaron a haber hasta 120 guardias civiles del GRS. Hay que recordar que en estos momentos hay en Melilla 180, que son concretamente nueve grupos de refuerzo, que se suman a los tres de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que no participaron en el importante despliegue de seguridad en Barrio Chino porque “no fue necesario”, dijo Barkani. En cambio, sí se recurrió a estos agentes antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía en el segundo salto masivo, que tuvo lugar en Vaguada Linares a las 10.45 horas, donde fueron repelidos los 200 que intentaron entrar. El delegado destacó que gracias al despliegue de seguridad se pudo impedir que más de 600 inmigrantes accedieran de forma ilegal a Melilla, y expresó su solidaridad con los 12 agentes del GRS que sufrieron heridas, tres de ellos con lesiones de cierta importancia, aunque no ha sido necesario que ninguno de ellos se dé de baja para el servicio. También dio las gracias a los agentes marroquíes por su colaboración desde el otro lado de la valla, e insistió en la necesidad de que Europa se replantee su política migratoria para poner en marcha otra común en la que no haya diferencias entre los países. Por último, respecto al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), reconoció que lleva ya varios meses por encima de los 1.900 acogidos, pero se está trabajando para intentar acelerar el traslado a la península de grupos, algo que está en función de las vacantes que haya tanto en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) como en los centros de acogida.

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