Tenía 23 años cuando empezaba a dar clases y entrenaba al equipo de mi colegio, en aquel momento era Maristas de Málaga. Un periodista me preguntó, debía ser mi primera entrevista o algo así, ¿cuál era mi sueño? Le contesté, no entrenar algún día al Madrid o Barça, o ganar algún título, no, mi sueño era poder jugar con mi equipo, colegial entonces, contra el Madrid y el Barça. El periodista me miraba con cara de extrañeza, ¿éste de dónde ha salido?, imagino sería su pregunta sensata. Con 27 años cumplí mi sueño. Nuestro equipo colegial, con prácticamente los mismos jóvenes que empezamos en la segunda división de antes, nos enfrentamos a los grandes del baloncesto español. Con recursos muy escasos, pero con una fe y una ilusión a prueba de todo. Muchos de los jóvenes de aquel entonces me lo recuerdan ahora. Fue un sueño, y aún sigo soñando.
La gesta del Atlético, entra en ese espacio de los grandes sueños. Con cientos de millones menos que los dos grandes de siempre, se dice pronto, han roto un monopolio de muchos años. Y lo han hecho a través de su gran canalizador, su entrenador Simeone, el alma del equipo. Uno se alegra enormemente que el entrenador, sea en determinadas situaciones como ésta, el gran valedor del éxito. Esa frase manida de que cuando un equipo pierde, qué malo es el entrenador, y cuando un equipo gana, qué bueno son los jugadores, queda borrada de un plumazo ante un hecho histórico como el que acaba de protagonizar el Atlético con su entrenador a la cabeza. Un equipo en el más amplio sentido de la palabra.
No hay estrellas rutilantes, como las que forman los dos grandes, pero tienen un carácter que el propio entrenador ha sabido prolongar sobre el césped, y que ha hecho posible, una hazaña que quedará en la memoria colectiva. Es curioso lo que se vive. El Atlético lleva varios títulos en los últimos años, sin embargo, los medios de comunicación priorizan en el Madrid todo el protagonismo. Si hablamos de historia, el Madrid estará arriba por méritos propios, pero si hablamos de la reciente, ¿qué diríamos?
Nada fácil de gestionar con un montón de intereses de por medio. La realidad es, que el Atlético ha demostrado que se puede ganar de otra manera. Ha ganado el mejor, ante un Barça que se tiene que reinventar. Ha dominado en una época gloriosa difícil de repetir. Ahora puede ser víctima de su propio éxito. Un ejemplo claro está en Messi. Un jugador que lleva ocho renovaciones en nueve años, la penúltima, unos días antes de tan clave partido, demuestra que el Barça tiene un problema, y grande. Porque grande, muy grande diría, es el jugador. No se puede estar renovando de por vida, y el Barça lo está pagando, unido a decisiones que debe tomar de forma urgente. Se abre una nueva etapa en este gran club, será muy interesante comprobar esa toma de decisiones.
Mientras, los atléticos disfrutan merecidamente de su momento. Un mágico momento, que pueden seguir prolongando con la Champions en el horizonte más próximo con el permiso del Madrid. Madrid de moda deportivamente hablando. Fútbol y baloncesto, los dos deportes más universales, llevan acento madrileño. Enhorabuena.
PD. Las pinceladas, pueden sustituirse por esta: El adiós de un gran General. Melilla echará de menos al General Álvaro de la Peña, pero estoy convencido, que también el General y su familia, echarán mucho de menos a Melilla. Para un militar, Melilla tiene mucho significado, y mucha enseñanza. Su historia así nos lo dice. También se dice, que en algunos casos, quien viene a Melilla, dicen, vienen llorando el destino, y cuando se marchan, también lo hacen llorando. Un General que ha sabido, junto a su mujer, adaptarse a la vida civil como uno más. Una sencillez, que demuestran, su gran categoría personal y profesional. Hasta siempre, mi General.
