Y no os digo hijos de mala madre, hijos de puta, porque no se puede culpar a ellas de haberos traído a este mundo.
¿Qué clase de seres humanos sois…? ¿Cómo es posible que podáis dormir tranquilos a sabiendas que habéis masacrado, destrozado, mutilado totalmente a un grupo de criaturas, entre ellas niños, mujeres embarazadas, ancianos, que no os han hecho nada, absolutamente nada?
¿Esa forma tan criminal de proceder con personas totalmente ajenas a vuestras pretensiones (?), seres HUMANOS (no hiena podridas como vosotros) lo permite la religión que practicáis? No es posible. Ocurre que vosotros sois auténticas fieras que disfrutáis viendo la sangre que derraman vuestras víctimas. Incluso, estoy seguro, si entre ellas hubiera algún familiar, un hermano, un hijo, porque vuestro pensamiento sólo está en matar, segar vidas con fanáticos cargados de explosivos, con ametrallamientos o bombas colocadas en sitios donde sabéis que podéis hacer el mayor daño posible a familias que pierden a seres queridos en esos atentados llevados a cabo en España, en Francia, etc., etc., etc., y ahora en Bélgica, quitándole la vida treinta y cinco personas y dejando malheridas a un centenar de ellas.
No podéis tener perdón de Dios, ni siquiera –supongo- de ese en el que vosotros “creéis” cuando, diariamente a la caída de las tardes, os ponéis ante él pidiéndole que os proteja. Ironías de la vida cuando, unas horas antes habéis asesinado con toda crueldad a un grupo de criaturas que acudían a sus puestos de trabajo, otras a disfrutar de unos días de descanso y tal vez algún chiquillo que iba a su colegio.
Y a todo esto gobernantes de países europeos que se reúnen una vez y otra para, se dice, luchar contra el terrorismo yihadista pero, por lo que se ve, no dan con la tecla para haceros desaparecer de la faz de la tierra. Pues yo, que vengo dándole vueltas a la cabeza desde que esos hijos mal nacidos comenzaron a realizar los primeros atentados, no veo más que una solución: arrasar con bombas incendiarias si fuera preciso los lugares en los que tienen sus guaridas para que no quede de ellos ni la semilla porque es lo que se merecen para acabar con todos ellos y así el mundo pueda vivir en paz. Pero lo malo que ocurre –y esto no acabo de explicármelo-, es que cuando se les coge, se les juzga (?) y, en lugar de sesgarles la vida como ellos hacen, se les condena a unos años de cárcel y ahí queda todo.
Tal vez piensen algunos que esa no es la forma de proceder contra semejantes verdugos yihadista; hijos, como he dicho en un principio, imposibles de un ser humano y sí de otras clases de vientres. Auténticas fieras ávidas de sangre que, cuando matan, lo hacen al grito de ¡Ala es Grande! Hasta en esto último son unos auténticos canallas, unos sanguinarios que no comprendo cómo pueden dormir tranquilos tras llevarse por delante con toda crueldad, arrebatarles la vida a un grupo de criaturas totalmente inocentes. ¡Sanguinarios!, y ahora sí os lo voy a decir: hijos de Satanás, porque si no os lo digo, reviento.
