El foco de Roldán

¡Aquellas juras de bandera!

melillahoy.cibeles.net fotos 1565 Paco RoldA n

Leyendo el jueves la sección que inserta diariamente este periódico en su segunda página bajo el titular “Hace 25 años”, informando que en “El Tercio se celebró una multitudinaria Jura de Bandera, con presencia de centenares de personas…”, me vinieron a la memoria muchos de aquellos actos castrenses que presencié con anterioridad, siendo yo entonces miembro de la Redacción de “El Telegrama de Melilla”.

Juras de Bandera que tenían lugar cada tres meses y a las que acudían centenares de peninsulares, a veces familias casi completas, de soldados de reemplazo que conformaban en Melilla un auténtico pie de Ejército, distribuidos en los distintos acuartelamientos de por aquellos entonces: la Legión, Regulares, Caballería, Artillería, Ingenieros, aparte como otros destinos como Gobierno Militar, Artillería de Costas, Hospital Militar, etc. Eran unas juras de Bandera, por la presencia de los familiares que antes he citado e incluso amigos de muchos de los soldados, impresionantes, lo que estoy seguro recordarán muchos melillenses que, como a mí me ocurre, ya están metiditos en años.

Estaban en Melilla muchos de ellos hasta cuatro o cinco días, recorriendo casi toda ella, pero de forma especial la zona del Mantelete y el Centro para hacer copras en los comercios que, por aquellos años, eran numerosos en el Mantelete y, en el centro, los hindúes con regalos muy atractivos, como eran Palacio Oriental, Pagoda, La Flor de la India, Casa Cha… Eran tantos los visitantes que los establecimientos de alojamientos hoteleros resultaban insuficientes, hoteles, hostales, pensiones, etc., teniendo el Ayuntamiento, en bastantes ocasiones, que alojar y acondicionar para ello la Casa de la juventud y creo que igualmente, por parte de la Comandancia General, algún que otro acuartelamiento.

Juras de Bandera que daban vida no solo al comercio melillense, también a los restaurantes, bares, cafeterías, etc., etc., que por aquellos entonces eran numerosos por la zona centro. Se veía durante esos días una Melilla muy concurrida, lo mismo que por las visitas a Melilla la Vieja, la zona de lo que era el Rastro del Polígono, con su variado comercio desde general Margallo… De todo esto hablaba hace unos días con un amigo taxista que, me dijo, eran actos que el gremio lo echa también en falta porque, aparte el que se producía con las Juras de Bandera, aquellos centenares de soldados que aquí cumplían con el servicio militar, la mayoría utilizaba el taxi para retornar a sus cuarteles a la hora de la recogida.

Y también se veía a una gran mayoría de ellos en los cines (ocho había nada menos en la época que yo recuerdo: Monumental, Nacional, Avenida, Goya, Perelló, Victoria, Real, Alhambra); en el Teatro Ruzafa, en las frecuentes veladas de boxeo que se celebraban en la Plaza de Toros y, en Álvarez Claro, los días de partido… ¡Qué tiempos aquellos de aquellas Juras de Bandera! que, por el elevado número de militares que venía a Melilla a cumplir con sus obligaciones para con la Patria, tanta vida daban a los negocios citados y que, por las circunstancias que fueren, actualmente tanto se echa de menos. Unos militares, además, que en horario de paseo daban un ambiente a la ciudad, de forma muy especial por sus calles céntricas, de muy grato recuerdo para cuantos disfrutamos de aquellos inolvidables años.

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