Director: Walt Becker.Intérpretes: Jason Lee, Tony Hale, Kimberly Williams-Paisley
Conocimos a Alvin, Simon y Theodore, unas diminutas ardillas parlantes, el año 2007. La película, en clave de comedia, mezclaba acción real con animación generada por ordenador y contaba cómo el compositor Dave Seville convertía a las cantarinas ardillas en una exitosa banda pop; al tiempo que el descontrolado trío arrasaba el hogar de Dave, causaba estragos en su carrera profesional y ponía patas arriba su, hasta entonces, ordenada vida. Fue el gran éxito del verano y recaudó más de 350 millones de dólares en todo el mundo
En 2009 ya pudimos ver la secuela, «Alvin y las Ardillas 2», en la que Alvin, Simon y Theodore encuentran por fin la horma de su zapato en un trío de ardillas femenino que aparece por primera vez en este filme: las Chipettes. Tuvo unos ingresos en taquilla internacional de más de 440 millones de dólares. Dos años más tarde, las ardillas dan rienda suelta a «Alvin y las Ardillas 3», película en la que las Ardillas y las Chipettes pasan las vacaciones en un crucero, transformando el lujoso transatlántico en su particular parque de recreo, hasta que terminan naufragando en una remota isla. Mientras las Ardillas y las Chipettes intentan encontrar el modo de volver a casa, descubren, accidentalmente, que su nuevo territorio no está tan desierto como parece. La película recaudó en todo el mundo más de 340 millones de dólares.
Dado el beneficio económico que reportan, parece ser de que ha llegado el momento de que las traviesas ardillas emprendan una aventura aún mayor, embarcándose en un accidentado viaje por las carreteras de Estados Unidos. En sus calamitosas historias anteriores, Alvin, Simon y Theodore siempre habían tenido que solucionar los problemas que ellos mismos creaban. Durante este viaje, y por primera vez, su misión es mantener unida la familia.
Las Ardillas que conocemos son: Alvin, encantador y muy musical, dotado de inagotable entusiasmo y magnetismo animal; Simon, cuyo coeficiente de inteligencia es realmente superior al de Einstein; y Theodore, tímido, bonachón, cariñoso y sensible. Pero en Alvin y las Ardillas: Fiesta sobre ruedas, las Ardillas han sufrido una evolución desde sus anteriores aventuras cinematográficas. El director Walt Becker señala: «Las Ardillas han madurado un poco, pues este filme trata sobre encontrar tu propio camino y arreglártelas por tu cuenta. Nuestro objetivo era hacer una película que disfrutaran tanto niños como adultos».
En esta entrega de la franquicia, la carrera de Dave Seville (Jason Lee) como representante de artistas y músicos ha despegado definitivamente gracias a las Ardillas. Tiene una interesante nueva cliente, una prometedora y joven estrella pop llamada Ashley (Bella Thorne). Dave está más ocupado que nunca y ha optado por relegar temporalmente a los chicos, de manera que puedan vivir una vida «normal» dentro de lo posible, convirtiéndose también en un padre para ellos, lo que representa un gran paso adelante en relación a su anterior función como su atormentado guardián. Pero el hogar familiar que Seville comparte con las Ardillas, esforzándose por conseguir la normalidad, es un continuo desafío.
Los chicos pierden su estatus de iconos y estrellas del pop y no se cortan a la hora de hacérselo saber a Dave. La vida de Dave da un giro gracias a Samantha (Kimberly Williams-Paisley), una doctora de Urgencias con quien mantiene una romántica relación. En realidad, Dave y Sam están intimando tanto que las Ardillas se han empezado a preguntar si Dave está a punto de plantearle a ella la gran pregunta.
La idea de que Dave contraiga matrimonio no entusiasma precisamente a los chicos; de hecho, temen que eso desbarate toda su vida, quizá les obligue a abandonar la casa de Dave. Otra complicación añadida es Miles (Josh Green), el hijo adolescente de Sam, que siente una profunda aversión hacia las Ardillas, quienes piensan exactamente lo mismo respecto a él. Las Ardillas descubren rápidamente que Miles va a ser un duro adversario porque es capaz de superar al propio Alvin. Se manifiesta abiertamente como el clásico «chico malo» adolescente. Desgraciadamente para las Ardillas, Dave es ajeno a las provocaciones que Miles ejerce sobre ellos.
En medio de sus hostilidades, las Ardillas y Miles descubren que en realidad tienen un objetivo común: impedir la boda de Dave con Sam. Las Ardillas temen que su familia cambie para siempre si Dave se casa y, peor aún, que Miles se convierta en su hermanastro. Miles tampoco está de acuerdo con que la pareja se una. En un pacto que evoca la expresión «el enemigo de mi enemigo es mi amigo», las Ardillas y Miles unen a regañadientes sus fuerzas viajando por todo el país hasta Florida, para intentar romper lo que ellos creen que es la proposición de matrimonio de Dave a Sam.
Su odisea comienza cuando Miles introduce clandestinamente a las Ardillas en el avión, porque solamente tiene dinero para un pasaje. Durante el vuelo, conocen a un nuevo enemigo, un agente de la TSA (siglas en inglés de la Administración de Seguridad en el Transporte) llamado Suggs (Tony Hale), que odia a las Ardillas antes de conocerlas debido a que su novia rompió con él mientras sonaba uno de sus discos. Ahora, a bordo del aciago vuelo a Florida, las Ardillas están allí para fastidiar a Suggs en persona. Una serie de desafortunados acontecimientos suponen una mancha en el perfecto expediente del agente de la TSA.
Las Ardillas y Miles son expulsados del avión y Suggs les perseguirá implacablemente en su viaje por carretera. El director Walt Becker ha dirigido las películas «Van Wilder: Animal Party» (2002), con Ryan Reynolds, Tara Reid y Tim Matheson; «Cerdos salvajes, con un par… de ruedas» (2007), interpretada por Tim Allen, John Travolta, Martin Lawrence y William H, y «Dos canguros muy maduros» (2009), con John Travolta y Robin Williams. Becker produjo la comedia «Zooloco» (2011), dirigida por Frank Coraci y protagonizada por Kevin James en el papel del encargado de un zoo que recibe consejos románticos de un grupo de animales que han roto su voto de silencio.
Respecto a Alvin y las Ardillas: Fiesta sobre ruedas, Becker reconoce el mérito de los productores Ross Bagdasarian y Janice Karman, creadores de los personajes y custodios del legado de las Ardillas, al ayudarle en la realización del filme, así como de los guionistas Randi Mayem Singer y Adam Sztykiel, que supieron hallar una nueva trayectoria para Alvin y compañía. El director asegura: «Ross y Janice me dieron una auténtica lección de historia y sobre perfiles de personalidad en relación a las Ardillas. Pero también me alentaron a trasladar a los personajes a un espacio ligeramente distinto y darle al filme un tono diferente al de sus anteriores aventuras». Randi Mayen Singer es conocida, sobre todo, por haber escrito el guión de «Señora Doubtfire, papá de por vida». Licenciada en ciencias políticas, cursó estudios de periodismo de radio y televisión. Realizó un curso de guiones en UCLA. Su primer guión, «A 22¢ Romance», obtuvo el Premio de Guiones Diane Thomas en 1987, en su primera edición, lo que llevó a Singer a ser contratada para escribir el guión de «Señora Doubtfire, papá de por vida».
Otros trabajos suyos son la creación y producción ejecutiva de la comedia de situación «Hudson Street» (1995) y del drama cómico «Jack & Jill» (1999-2001), así como la coautoría del guión «Rompedientes». Adam Sztykiel fue coguionista de «Salidos de cuentas» y «La boda de mi novia». Continuando la tradición de bandas sonoras para la saga, Alvin y las Ardillas hacen su particular versión de éxitos musicales como «Uptown Funk» y «Turn Down For What», entre otros. Además, el cantante Redfoo y los chicos intercambian algunos versos en «Juicy Wiggle (Munk Remix)». La banda sonora presenta también el éxito «Geronimo», disco platino de la banda Sheppard, así como el tema de The Score «Oh My Love». Mark Mothersbaugh es el compositor. La banda sonora, editada por Universal Republic, se lanzó el 11 de diciembre. Con Alvin y las Ardillas: Fiesta sobre ruedas recorremos Estados Unidos en un accidentado e incómodo viaje, algo similar al que realizan algunas familias en vacaciones, lleno de contratiempos e incomodidades pero que, después de un tiempo, vuelve a nuestra memoria como una vivencia única.
Cuando el espectador decide ir a ver esta película, ya sabe lo va a encontrar. Locas aventuras, mucho humor, música y colorido local. La historia se renueva introduciendo nuevos personajes que aportan diferentes conflictos en sus relaciones. Alvin y las ardillas: Fiesta sobre ruedas satisface cumplidamente nuestras expectativas, haciéndonos pasar un rato entretenido y, en ocasiones, obligándonos a sonreir levemente.
