Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Alegato por la unión y la solidaridad de todos los Melillenses

Duddú, en una de sus visitas a Melilla

Han transcurrido más de treinta años desde que los Melillenses Musulmanes emprendieran la ardua y noble lucha contra la discriminación racial como primer e ineludible paso hacia el objetivo de una sociedad libre en la que todos los melillenses vivan en armonía y con igualdad de oportunidades. El movimiento por los derechos civiles en Melilla se incardinaba, pues, en la historia de los movimientos no violentos protagonizados por los pueblos oprimidos, resueltos, en este caso, a luchar contra la discriminación y extender el acceso pleno a la igualdad y a la libertad a todos los melillenses, sin distinción alguna.
Sacar del olvido y del silencio forzado la memoria histórica de los musulmanes melillenses.

Un pueblo sin historia y sin pasado no tiene presente ni futuro y es un pueblo condenado a desaparecer.

Por tu honor, por tu dignidad y por tu orgullo; cuenta y difunde tu historia.

Colectivo por la Recuperación de la Memoria Histórica

"Para liquidar a las naciones, lo primero que se hace es quitarles la memoria. Se destruyeron sus libros, su cultura, su historia. Y luego viene alguien y les escribe otros libros, les da otra cultura y les inventa otra historia. Entonces la nación comienza lentamente a olvidar lo que es y lo que ha sido". (Milan Kundera)

Han transcurrido más de treinta años desde que los Melillenses Musulmanes emprendieran la ardua y noble lucha contra la discriminación racial como primer e ineludible paso hacia el objetivo de una sociedad libre en la que todos los melillenses vivan en armonía y con igualdad de oportunidades. El movimiento por los derechos civiles en Melilla se incardinaba, pues, en la historia de los movimientos no violentos protagonizados por los pueblos oprimidos, resueltos, en este caso, a luchar contra la discriminación y extender el acceso pleno a la igualdad y a la libertad a todos los melillenses, sin distinción alguna.

Fue este ideal, a favor de una sociedad democrática y justa, el que hubo de guiar a estos melillenses a desarrollar, bajo el liderazgo de Omar Duddú, un plan que incluía la desobediencia pacífica y las marchas de protesta frente a un sistema perverso y opresor, que humillaba y discriminaba los Melillenses Musulmanes en su propia tierra, en franca violación de las leyes y convenciones éticas que regían en la España democrática y comunitaria.

Las aspiraciones de igualdad y justicia de los Musulmanes Melillenses eran evidentemente legítimas, y contaban, pues, con la inestimable fuerza de la razón.

Pero la historia, maestra de la vida, es sabia y nos enseña que no es suficiente con tener razón, pues esta requiere, además, del liderazgo de ciertos hombres y mujeres, resueltos a vertebrar, con su capacidad y determinación, a toda una comunidad amputada por el sentimiento de inferioridad, el miedo y la precariedad, todo ello lógico corolario de una larga historia de represión y humillaciones.

Esto explica el linchamiento, que algunos sectores han mantenido hasta la actualidad, dirigido contra el Líder de este movimiento por los derechos civiles, conscientes, como lo eran entonces, que la pervivencia de un liderazgo capaz de unir, así como de transmitir entusiasmo y dignidad resultaban vitales para poner fin a tanta ignominia padecidas por una mayoría de la población melillense, por el solo hecho de ser Musulmanes y etnia Amazigh.

Efectivamente, Omar Duddú logró unir a la Comunidad Musulmana en Melilla, en un contexto particularmente difícil, estructuralmente colonial, y consiguió con sus denuncias de violaciones de derechos civiles y estrategias de lucha llamar la atención de los problemas de discriminación racial en nuestra ciudad. Este fue, pues, un liderazgo eficaz, seguro y moderado, que hubo de permitir que los Musulmanes Melillenses vieran satisfechas sus legítimas reivindicaciones, desafiando abiertamente, pero pacíficamente, el inmoral y corrupto sistema que los mantenía en un régimen de servidumbre en su propia tierra.

Un mínimo de objetividad y honestidad impiden, pues, que obviemos que gracias a ese liderazgo, inspirado en ideas y principios ghandianos, fue posible canalizar todo ese caudal de indignación, motivado por décadas de humillaciones, de forma racional, pacífica y sin revanchismos, evitando daños que habrían resultado irreparables con otro tipo de dirigencia.

Han transcurrido, como decía más de treinta años desde aquellas luchas de los años ochenta. Pero desde entonces la clase política tradicional, a causa de su proverbial falta de altura de miras y arraigados prejuicios raciales, ha sido incapaz de proponer nuevos horizontes, esto es, un proyecto común que supere la actual polarización, motivada sustancialmente por la situación de discriminación real de los Musulmanes Melillenses.

Pero no nos engañemos. Esta tarea jamás será emprendida por los interesados en mantener el actual status quo, pues otra de las lecciones, tanta veces impartida por la historia, nos enseña que nunca ha existido un poder, por muy "generoso" y "desprendido" que sea, haya renunciado a lo más mínimo de sus privilegios. Solo cuando las víctimas de aquel sistema perverso tomen la debida conciencia y se organicen en torno a los objetivos comunes, solo se estará en disposición de superar la actual situación, definida por la existencia de dos Melillas, la melilla opulenta y la melilla lastrada por la precariedad
Superar este estado de cosas, a todas luces insostenible, y proyectar la ciudad hacia un horizonte de prosperidad y dignidad compartidas exigen, como antaño, superar la actual división para agruparse social y políticamente en la consecución de los objetivos comunes, y todo ello por un elemental sentido de la justicia y en interés de todos los melillenses.

Durante estos meses muchos melillenses, preocupados e indignados por la deriva de la ciudad, se lanzan afanosamente en busca de referencias y algunas respuestas que les ayuden a encontrar una salida al actual laberinto que atrapa a más de la mitad de los melillenses, configurado por paro, pobreza, crisis económica, caos fronterizo, racismo institucional, etc.. Por tal motivo es bastante frecuente ver como estos melillenses vienen solicitando de Omar Duddú sugerencias y reflexiones sobre la actual Melilla, de la que es, por razones obvias, el principal artífice.

Omar Duddú, en el ejercicio de su liderazgo natural y movido por su condición de melillense, no duda en invocar, como solución, el apego y ejercicio de los valores democráticos y humanistas, tales como la solidaridad, la fraternidad, la moderación y la unión en la consecución de los objetivos comunes, para así no sucumbir ante la trampa desplegada del divide y vencerás.

Los Melillenses en general y los musulmanes de esta ciudad en particular, no pueden prescindir del capital ético e histórico acumulado por Omar Duddú, patrimonio de todos y todas, sin distinción. Su sentido de ciudad, privilegiada perspectiva, acertados análisis y liderazgo deben aprovecharse por la dirigencia actual, pues constituyen una objetiva y real fuente de inspiración para quienes demandan un Melilla de todos.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€