Columna abierta

Al señor Miguel, del kiosko de la Plaza de España

Hace unos días, después de pasear por el Centro, y degustar un delicioso café en una céntrica cafetería, cercana a la Castrense, me dirigí hacia la Plaza de España, para saludar al señor Miguel, señor que regenta el kiosko de prensa, junto a la pérgola; aunque debo pedirle sinceras disculpas si no me presenté a él, como el desconocido amigo en la sombra que soy, y saludar a los “conferenciantes” que, cada mañana, se reúnen bajo esas columnas, para “reparar” con suma atención, la política local, la nacional, y toda la del mundo actual.

Al deporte rey debo decir que no lo dejan en muy buen lugar. Algunos de estos señores andan siempre protestando, quizás con razón, para que las autoridades coloquen un banco debajo de ese armazón “pergolario”. Tengo entendido que se lo van a solicitar al “Gran Duque de los Cruceros y Chiringuitos Varios”, por ser éste el responsable de la gente que nos visita, ya que un asiento con sombra, nunca viene mal, y más si es para el solaz descanso de unos envejecidos huesos. El “Señor del Mendo y de los Olivares”, con su cara de granito, como ya tiene solventada su economía, no me envía al Principado esas arbequinas, y cornicabras, en forma de oro verde, que me costaban mis buenos euros. Ahora debo comprarlo, mucho más barato, en el super de unos grandes almacenes de la ovetense calle Uría; pero sí que una noche sí y la otra también, descuelga el teléfono para convertirse en el “paliza”, que apenas me deja ingerir mi cena, que solo es un modesto y simple yogurt sin azúcar. De todas formas yo lo disculpo por el aprecio que le tengo, aunque por su gran corazón éste debiera ser creciente, pero la verdad es que por las jugarretas que me hace pasar, lo tengo estancado. Al “Conde del Heraldo de Melilla”, lo leo en una página de fotos antiguas, en la que aconseja, opina y deduce siempre con la didáctica que le caracteriza, y sobre todo a un melillense boticario, que ha tenido la simpática ocurrencia de bautizar a su perro con el nombre del autor del “Origen de las Especies”. He observado que hasta pone alguna fotografía del simpático y noble chucho. Al “Marqués de la Cuesta de la Viña”, y al “Marqués de la Muiñeira”, con su eterna sonrisa, y un tanto solapón, les deseo lo mejor para ese “nidal”. Pero muy encarecidamente, y de todo corazón, al “Señalero Mayor del Bonete”, que tenga una pronta recuperación; que espero saludarlo un día en que mis piernas aguanten las cuestas y escaleras, de nuestro Rusadir.

Debo decir que también acudí a una conferencia, que se celebraba en el “Nido del Cuco”; que desde estas líneas pido disculpas al dirigente del coloquio, ya que por necesidades fisiológicas y perentorias de mi organismo, ajenas a mi voluntad, tuve que ausentarme muy apremiado, y asaz disgustado, varias veces a los pulcros baños de los servicios de caballeros; aunque realmente la charla, según los que la soportaron hasta el final, fue muy manida en el concepto histórico, cosa que lamento de veras. Ya les dije a “Gerineldo”, y a su primo “Amadeo Meñique”, que muchos conferenciantes suelen beber en la desembocadura del río de la historia, cuando para saber y entender nuestro pasado, solo debemos surcar las tierras (libros) fértiles, en barbecho y boscosas, que es donde está el puro manantial intacto y virgen. Conocer a sus gentes, su idiosincrasia y sus costumbres; y siempre hacerlo con modestia, y sin pínfanos, ni alharacas, como lo hace el “Barón de las Letras Luminosas”. Al “Barón del Micrófono sin Cables”, incipiente artista del Karaoke, experto en boleros, cánticos de Marifé de Triana y similares; en espera de actuar en el “Festival de las Ranas Croantes del Río de Oro”, mis deseos de que obtenga el primer premio, que pudiera ser, una paella en el Casino Militar. Debo reñir al “Marqués del Risco”, porque me dice que siempre tiene a mano una planilla para tapar los artículos de varios colaboradores de este diario, porque cree que se va a introducir un maleficio por sus ojos, si los lee: ¡Qué absurda superstición!. Al “Pianista Ametrallado”, lo anduve buscando, pero me comentaron que estaba ejerciendo de Marco Tulio Cicerón, junto a unos amables visitantes, por la histórica Plaza de Armas. Desde estas líneas, le envío un saludo. Debo felicitar al “4º Barón del Caballero de la Concepción”, por su obtención de la plaza de Director del Establecimiento de Enseñanza Superior desde la Distancia. ¡Muchas Felicidades!.

Y a usted lector amable, me agradaría que acogiera benévolo estas humildes líneas, que para nada están provistas de pasiones mezquinas y rencores; pero sí llenas de noble altruismo, por la devoción que siento por la inmortal lengua de Cervantes.

P/D Señor Miguel: siento una sincera alegría por su recuperación, y espero que algún día podamos degustar un café, y charlar amigablemente; y creo que será más pronto que tarde.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€