Una de las consecuencias más notorias del cierre del puesto fronterizo de Beni-Enzar ayer por espacio de más de hora y media fue la aglomeración de todos aquellos que querían salir o entrar por dicha aduana. Entre ellos los cientos de marroquíes que pretendían sacar las mercancías que habían adquirido aquí. De este modo, las fuerzas de seguridad tuvieron que emplearse a fondo para poner orden cuando se reabrió la frontera y controlar que durante esta acción, no hubiera contratiempos no deseados.