“Hasta el más tonto hace relojes de madera”. Lo que quiere decir que hasta las personas menos preparadas o más torpes son capaces de realizar grandes logros (para su beneficio o el de los demás), resultando estos sorprendentes.
Hasta Aberchán, Mulet (senador de Compromís) y algún ministro de nuestro gobierno, acierta alguna vez. Por ejemplo, aciertan Mulet y Aberchán al defender la necesidad de la construcción en nuestra ciudad de un aeropuerto intercontinental sobre el mar con el fin de solventar la situación actual de “caos” (que se repite con bastante frecuencia) que padece el aeropuerto de Melilla, con constantes cancelaciones y retrasos a causa de la climatología. También parece acertar, por una vez y sin que sirva de precedente, nuestro gobierno (por desgracia una excepción dentro de un gigantesco y constante mar de errores), en la persona de nuestro actual ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, con la reforma de la cotización de los autónomos, que ha logrado el acuerdo de todas las fuerzas sociales.
Melilla necesita un aeropuerto mayor. Lo que defienden Mulet y Aberchán sería una inversión que beneficiaría, sin duda, a la ciudad. Otra cosa es que las palabras deben ir acompañadas por hechos, y ahí (más allá de peticiones que suenan muy bien) no vemos a Aberchán o a Mulet. Un nuevo aeropuerto ayudaría a la independencia de Melilla de nuestro “amigo” país vecino y nos ayudaría para ir en la buena dirección respecto al transporte de mercancías y pasajeros: subvenciones a las mercancías que vienen de la Península y hacia esta y vuelos baratos (subvencionados por el Estado) para residentes y no residentes. Nuestra ciudad debe proveerse, con condiciones especiales dada nuestra especial situación y características, de productos que vengan de la Península y no depender de Marruecos.
La mayoría de lo que he leído sobre la reforma de las cotizaciones de los autónomos suena bien, aunque deja, y eso con Sanchez y compañía (si siguen, que esperemos, por nuestro bien, que no) es muy peligroso, muchos temas para más adelante (sólo dejan claro el periodo 2023-2025) que me hacen dudar.
Temas más positivos de la reforma: 1) Con el nuevo sistema de cotización, los autónomos podrán cambiar de base de cotización cada dos meses; Es decir, podrán elegir qué cuota pagar seis veces al año. 2) Los autónomos podrán seguir eligiendo entre la cuota mínima que les corresponda y la máxima articulada en la tabla de cotización. 3) El destope de las bases de cotización. En estos momentos, los autónomos mayores de 48 años tienen limitada a 2.077,80 euros/mes su base de cotización. Por ley no pueden cotizar por bases superiores a menos que lo hayan hecho antes de los 47 años. 4) El cálculo de los ingresos reales (base sobre la que se estará en un tramo de cotización u otro) se realizará sobre la base de los rendimientos netos de la actividad que desarrolle el autónomo y no otros. Es decir, los ingresos menos los gastos.
Lo que dejan para después (la segunda fase del periodo transitorio) y debería preocupar a los más de 3,3 millones de autónomos españoles: A partir de 2025 dará comienzo la segunda fase del régimen transitorio de la reforma del RETA que terminará en 2032. Durante este periodo de tiempo anuncian que se elaborará una nueva tabla para los seis años restantes con el consenso de los agentes sociales, teniendo en cuenta (amenazan) que la ley prevé subidas de cotizaciones que se publicarán en los Presupuestos Generales del Estado para ir adaptando las bases de los autónomos a las de los asalariados. ¿Qué pasará si no hay si no hay consenso? ¿Qué pasará si, como se espera, hay un nuevo gobierno?
Transcurridos los nueve años del periodo transitorio, en 2032, el objetivo del gobierno es que ya no existan tablas sino, como prevé la ley y si el sistema ha funcionado correctamente en opinión de la mesa del diálogo social, los autónomos cotizarán directamente en función de sus rendimientos reales que presumiblemente ya conocerá la Seguridad Social. Es decir, aportarán a la Seguridad Social una cotización similar a la de un asalariado por lo que rinda su actividad.
En resumen: dejan las subidas más importantes para después (¡el que vaya detrás que arree!) y pretenden que los autónomos, que tienen (tenemos) muchas desventajas frente a los asalariados, pasen a ser unos “trabajadores por cuenta ajena B”.
Follón con la limpieza. ¿Qué pasa con las “Subvenciones al mantenimiento y a la creación de nuevo empleo en empresas melillenses durante la crisis económica derivada del covid 19?
Lo que nos importa a los melillenses no coincide con lo que les importa a nuestros políticos. El revuelo que se ha formado, entre los políticos varios de la ciudad, con la prórroga del servicio de limpieza no es algo urgente ni muy importante para la gran mayoría de melillenses. Un servicio que hasta el año 2018 suponía un gasto para la Ciudad Autónoma de 26 millones de euros anuales y cuyo coste se redujo sensiblemente, a partir del año 2018, hasta los 13,3 millones de euros anuales, no parece un tema tan urgente (salvo que pueda haber otros intereses inconfesables, pero presumibles). Ni antes del año 2018 la limpieza de Melilla estaba muy bien, ni ahora está peor que entonces.
Lo que es urgente y nos interesa mucho a los melillenses es saber qué pasa con las “Subvenciones al mantenimiento y a la creación de nuevo empleo en empresas melillenses durante la crisis económica derivada del covid 19” cuyas bases reguladoras fueron aprobadas por acuerdo del Consejo de Gobierno el ya lejano 21 de abril de 2022. Según las últimas noticias, se habían paralizado por cambios en la normativa europea y habían ido de nuevo a PROMESA (hay que temerse lo peor con el inútil- poco útil- de Jesús Delgado involucrado) con las modificaciones pertinentes y estaba previsto que fuesen a comisión la semana del 27 de junio al 3 de julio.
Estamos a 25 de julio y nada se sabe de estas subvenciones tan necesarias y que a tantos melillenses podrían ayudar. ¡Qué se pongan las pilas y las saquen ya!
