En la playa que se encuentra junto a la de los Galápagos, los chavales, dice un lector, acceden a la playa bordeando las rocas. “Es un rincón precioso, pero hay ciertas horas a las que no se puede bajar por el tipo de gente que accede a ella y no es raro encontrar botellas rotas, ropa abandonada, envases de zumo y latas de atún, en definitiva, es una verdadera pena”. El remitente pide que tenga un horario de acceso como la playa anexa de los Galápagos y, sobre todo, que se incida en la limpieza de la pequeña cueva que se ve bajo la escalera.