Columna abierta

A los verdaderos artífices de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad, a todos, los nombres o no muchas gracias

melillahoy.cibeles.net fotos 1524 Piedad primitiva

Hace veintisiete años inicié una singladura casi imposible, en las condiciones más adversas la pude llevar a buen término, gracias a personas que conmigo se ilusionaron y entregaron parte de su tiempo. A todos ellos corresponde el mérito que perdura en el tiempo, de haber fundado una de las 5 cofradías de Melilla. Fue Antonio Alcaraz, el primer colaborador …

…y Adolfo Sánchez Rando de Ingenieras, el primer secretario, Adolfo, por lo tanto, tuvo el honor de recibir del Arzobispo Castrense los Estatutos recién aprobados.

Merecen un artículo aparte el entusiasta Diego Jesús Conesa Parra y su esposa Dolores Cayuela para mí los más entregados cofrades, a Diego lo tenía en alta estima y por ello quise que fuera Segundo Hermano Mayor o lo que es lo mismo, el Teniente Hermano Mayor, en él confié siempre, lo presenté para pregonero le dedique la Virgen que construí en casa a la que la llame Piedad en Honor de la Patrona de Cartagena la Virgen de la Caridad de donde él procedía, le nombre Mayordomo de la Virgen, etc.

A su influencia se debe el hermoso paso Cartagenero empleado por la cofradía en sus inicios. Mi deseo y mi esperanza, era que él y solo él me sucediera en el puerto de Hermano Mayor cosa que siento que no sucediera. Doña María Dolores Cayuela, esposa de Diego es una mujer inteligente que supo aglutinar a las mujeres que desempeñaran una gran labor. Mi esposa María del Carmen Villegas, fue una externa vigilante de los interese de la comunidad.

Junto a ellas, trabajaron hasta la extenuación Beatriz, Pepi Caridad y Pepi Aznar las bordadas, Adolfina que entrego lo que tenía para comer y fue la primera cofrade de Honor, mi madre, mi suegra, la costurera, señora Carmen confeccionando túnicas, las monjitas de la caridad que cuidaron las imágenes porque no nos la admitieron en la iglesia una vez bendecidas, las hebreas que regalaban hilos dorados a Caridad y Pepi para que bordaran el manto. A mi hermano Alfonso que junto a mi redactó los estatus que después ya corrigió el cura.

A Sorroche y Tortosa, al Señor Lomeña que nos regaló la cruz guía, que alférez que nos talló la cruz según uno de mis dibujos, al Hermano Mayor del Rocío Sebastián García que nos prestó unas varas y la campana para la primera salida procesional al Padre D. Daniel Hernando Montalvo, magnifico consejero espiritual, a Antonio Cruz, Antonio Ruiz a la familia Reguera de la que salió el primer capataz, hoy difunto Miguel Ángel, etc. No es verdad eso de que naciéramos por generación espontanea de un grupo de devotos. Hacía tiempo que me corroía el espíritu la vuelta de la Semana Santa en Melilla fue en el convento de Santa Clara en Soria donde dibuje multitud de proyectos alguno de los cuales conservo para que luego se materializaran.

Cuando volví a mi tierra conocí a Paco Álvarez que se afanaba en recomponer lo que había vivido con su tío el Alcalde Álvarez Claro. La familia Riduarte, Álvarez y otras más trabajamos para el Nazareno construimos un velario, limpiamos, pintamos y captamos cofrades nuevos, a mí me tocó predicar en mi trabajo así que lógicamente, los localice en el Ejercito, Artillería Ingenieros Intendencia y por su puesto muchos civiles empezamos a portar trona a hombros en lugar de a medas. Al poco tiempo, un grupo nos pusimos manos a la obra y nos independizamos así pues, con la experiencia anterior nació el germen de una Nueva Cofradía. Con mi propio esfuerzo y pecunio construí fui dos imágenes, sorteamos una cesta y nos dirigimos a D. Andrés no estaba por la labor y cuando nos rechazaba yo le decía que sí a día, le gustara no habría cura que se le resistiese ni fuerza que nos detuviera.

Un buen día, D. Andrés pensó en los beneficios que le traería el traer por primera vez al Arzobispo Castrense a Melilla, cambió de opinión y nos convocó prometiendo ayuda para que se materializara la cofradía se volcó y encargó al Padre Francisco al que llamábamos el legionario de la organización hubo visitas, ceremonias fastos, de todo en poco tiempo, no teníamos casi nada, así que preparamos un tronito con un armario desguazado, farolillas de Marruecos con palos de cepillos carreteros cruces, de madera, etc. Y además una fiesta cuaresmal con más de 200 invitados a costa de unas pocas familias.

El día de la Bendición fue un día de tormenta, Arzobispo, Obispo, Sacerdotes, fieles y autoridades todos en la basílica de Cristo Rey. Cuando terminó el acontecimiento empezaron los obstáculos el olvido y la indiferencia no nos dejaban reunirnos en la Castrense ni meter las imágenes en la Iglesia y mucho menos salir en procesión desde el templo, al tronito lo tiraron a la calle y nos inventaron que queríamos hacer un sindicato de suboficiales. D. Alberto Paz quiso aprovechar el asunto y nos prometió hasta un trono para después de las elecciones y algunos servicios del Ayuntamiento, acudieron los vendedores de medallas, las telas, tulipas, velas y todos los que pudieran sacar alguna tajada del melón recién abierto.

Cambió el gobierno y Pedro Venzal nos dejó un hueco en la plaza de toros para guardar los enseres y el patio del Ayuntamiento, posteriormente, nos negó el patio y montamos los tronos en la calle. La penuria sufrimiento no aminoro nuestra ilusión. Cada vez lo hacíamos mejor y de esta hermosura nació un nuevo infierno. Surgió la envidia, la avaricia, la traición, la idolatría, la puñalada por la espalda. Creé un monstruo del que aún me siento orgulloso.

El monstruo cayó en mano de advenedizos que empezaron a lucir sus miserias sintiéndose acompañados por gentes que se pavonean con sus varas de plata en la mano, ya no el cura y el Hermano Mayor solos detrás del trono como antaño, ya no se leen los textos bíblicos, ahora se hace una especie de desagravio en su lugar copiado de soledad ya los cofrades no ocupan toda la avenida ya no hay disciplina ni seriedad, solo un desfile carnavalesco en el plenilunio de la primavera. Una tal Julia ha recortado el manto de las hermanas Aznar y se atribuye para sí sus bordados.

Un tal Julio, se atribuye la restauración de la Virgen después de lijarla, la cruz guía se le atribuye a quién no ha tallado. No se practican apenas actos religiosos ni de caridad. Si la imágenes hubieran sido de oro igualmente las habrían sustituido. En el churrete que fue la celebración del 25 aniversario tuvieran que ofrecerse los espectadores de las calles para llevar las andas de las imágenes. En fin, mediocridad, vanidad y mentira. A la espera de que mis ojos vean resurgir lo bueno de institución un cariñoso abrazo para todos.

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