Mucho se habla sobre materiales de aula y la repercusión que tiene su variedad y calidad en el aprendizaje del alumnado. Algunas personas piensan que algunos son la panacea o que según que materiales se utilice, la calidad educativa viene implícita… Cabe decir que la calidad no está en qué recurso utilizamos, sino en cómo lo hacemos. Un recurso fundamental e imprescindible en cualquier aula es una biblioteca. Una repleta de recursos diversos y que fomenten el interés por la lectura y el descubrimiento del saber.
Una biblioteca de aula debe estar compuesta no solo por libros de lectura, de diferentes temáticas y adaptados a la edad del alumnado, sino que también debe estar repleta de materiales de búsqueda de información, que fomenten la investigación en el aula. Así como libros científicos, enciclopedias, periódicos, diccionarios, atlas, libros especializados en diversas áreas…
Son muchas las posibilidades didácticas que conlleva el trabajo con una buena biblioteca de aula, sobre todo si está bien equipada y contiene los recursos que acabamos de mencionar. Sin embargo y muy a nuestro pesar, en muchas ocasiones los recursos económicos nos limitan… Sin embargo, esta barrera económica se puede suplir si toda la comunidad educativa contribuye a la causa. Los libros pueden ser donaciones y préstamos temporales de las familias u otras personas dispuestas a colaborar.
Así mismo es necesario incorporar medios tecnológicos de consulta al aula. Pues estos acercan al alumnado a recursos multimedia como videos, juegos didácticos, imágenes, material electrónico, atlas y mapas, etc.
Y bien… ahora que hemos montado nuestra propia biblioteca ¿cómo trabajamos con ella? Sacar partido de ella es tan fácil… solo debemos echar a volar la imaginación y disfrutar con los libros. Una vez que empecemos será difícil no pensar en estos recursos en el día a día… Veamos algunos ejemplos de utilidad didáctica de una biblioteca de aula:
- El funcionamiento de la biblio no tiene porque ser competencia únicamente de docentes. El alumnado disfruta y aprende siendo responsable de su funcionamiento. Podemos atribuirles tareas como la organización y
categorización de libros y otros materiales, encargarse del proceso de préstamos, realización de un fichero (digital o no) para el inventario…
- Dejar tiempos en los que el alumnado disfrute de periodos de lectura individual para disfrutar de géneros que disfruten. Así desarrollaremos el hábito lector y el gusto por la literatura como actividad de ocio y placentera.
- Realización de material propio, como periódicos digitales, revistas especializadas en temas de lectura, blogs, postcast,…
- Realización de encuestas a nivel de centro, aula, familias, comunidad educativa, etc. Para averiguar cuáles son las temáticas o géneros más leídos.
- Realización de talleres de lectura.
- Creación de un club lector con la ayuda y participación de las familias. Los miembros del club deberán leer el mismo libro o fragmentos de él y luego realizar una charla en común para comentar la obra y, sobre todo sus reflexiones o sus impresiones.
- Crear publicidad para promover hábitos lectores. El alumnado puede encargarse de crear carteles, reseñas de libros leídos, animar al resto de compis a unirse al club de lectura, implicar a sus familiares.
- Hacer sesiones de juegos, debates, cuentacuentos (con las familias), teatros y otras actividades que compaginen la lectura con aspectos lúdicos.
- Organizar encuentros con autores/as e ilustradores/as de literatura infantil y juvenil, en los que el alumnado pueda mantener un coloquio sobre sus obras, el proceso creativo del libro…
- Realizar concursos de ilustraciones, de microcuentos, o recitales de poesía.
- Celebrar efemérides literarias, como el día del libro, el día de la biblioteca, el día del teatro, aniversario de grandes escritores/as… Estos días nos pueden ayudar a promover la participación de todo el centro y crear espacios de convivencia literaria.
Como vemos, hay multitud de formas creativas, divertidas y sobre todo educativas para disfrutar de una biblioteca; porque recordemos que el fomento de la competencia lectora en el alumnado debería ser una de las prioridades de la etapa de educación primaria, pues la lectura es la vía por la cual el alumnado adquiere la mayoría de los aprendizajes en todas las áreas de conocimiento.