A las órdenes de un delincuente

La disposición de Pedro Sánchez y su banda a la indignidad y la indecencia parece un pozo sin fondo. Es lo que tiene basar su continuidad en el poder a los chantajes sucesivos de Carles Puigdemont: prófugo, golpista y separatista.

La continuidad del disparate tiene el riesgo de que llegue a parecer una normalidad política. Sería aceptar que el esperpento fuera la conducta habitual del todavía presidente y sus compinches.

Durante las últimas semanas han dado un paso más allá de la mentira, hasta llegar al cinismo. El campeón de esta escuela es el propio Sánchez, que incumple de manera sistemática cuanto dijo en la campaña electoral de 2023, empezando por una amnistía que de forma repetida consideró inconstitucional. En su caso, así como en el de los miembros de su Gobierno, los medios rescatan aquellas palabras que retratan su falsedad, gracias a que en los tiempos que corren se graba prácticamente todo. Por ello la calificación de cinismo no es una opinión, sino un hecho incontestable.

Hemos podido comprobar, por ejemplo, cómo la vicepresidenta María Jesús Montero negaba en mayo de 2018, cuando era consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía, una quita de la deuda autonómica que ahora bendice, en favor del separatismo catalán.

Otro tanto de las manifestaciones de varios ministros, entre ellos el titular de Interior, contra la cesión de competencias a la Generalidad catalana en materia de fronteras y extranjería. Lo presentan como una aplicación normal del artículo 150.2 de la Constitución, según el cual el Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación.

Yo asistí al debate del pleno del Senado sobre el proyecto de Constitución, en 1978, y recuerdo que esa norma fue impulsada por el presidente de la Cámara, Antonio Fontán, para conseguir el apoyo del Partido Nacionalista Vasco al texto constitucional. Los periodistas nos sentábamos a unos metros del portavoz del PNV y fuimos testigos de que éste dudaba, pero atendió la negativa que desde la tribuna del público le ordenó Carlos Garaicoechea, futuro presidente del Gobierno vasco. A pesar de que el objetivo de la enmienda había fracasado, la mayoría de senadores de UCD la mantuvieron en la Carta Magna.

Los separatistas, en este caso Puigdemont, siempre han reclamado una aplicación extensiva de ese artículo, con el objetivo evidente de llegar a la práctica desaparición de las competencias del Estado. Éste es un límite evidente que ahora niegan los sanchistas, para continuar un rato más en el poder. Estamos, por tanto, ante una nueva vulneración de la Constitución por parte del rebaño que se pliega a las órdenes del prófugo. La guinda del pastel es que las negociaciones se lleven a cabo fuera de España, en Suiza o Bélgica, con la mediación de un diplomático salvadoreño. ¿Se han vuelto locos? Peor aún: llevan año y medio haciendo locuras y están dispuestos a continuar aplicando su lógica de manicomio.

La cesión de competencias en cuestión de extranjería refuerza el objetivo del separatismo por establecer un chiringuito político que cierre la puerta al establecimiento de quienes no acepten su dictadura, entre ellos los españoles procedentes de otras regiones. Se trata, en definitiva, de una nueva agresión al principio de igualdad, sin parangón en ningún país de Europa. Resulta evidente, como han denunciado muchos, que puede tener una dimensión racista. Naturalmente, esto es opuesto a lo que históricamente se ha considerado política socialista, pero a los actuales dirigentes del PSOE, como a gran parte de sus militantes, sólo les importa seguir en el pesebre. Sus valores ideológicos están muy cerca del cero absoluto.

Estos son malos tiempos, no sólo en la política española. Ahí están los aranceles que de manera caprichosa dispone el presidente norteamericano Donald Trump, cuya aplicación dañará a la economía de todos sin beneficio para nadie, como ya ocurrió en los años Treinta del siglo pasado.

Pero también hay otras realidades y hoy quiero transmitir mi más cálida felicitación a nuestra paisana Layla Dris, Comisaria jefe de Jaén, a quien algún miserable ha descalificado. Su distinción no puede ser mas merecida.

 

(*El melillense Miguel Platón fue director de Información de la Agencia EFE España, consejero de Radiotelevisión Madrid y director de Multimedia)

 

 

 

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Miguel Platón

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