La Asociación de Sordos de Melilla revindica, entre otras cuestiones, además que se proporcione a la infancia sorda una atención temprana y una educación integral de calidad que incluya la lengua de signos
Melilla celebró ayer el Día Nacional de las Lenguas de Signos junto con la Asociación de Sordos de Melilla (ASOME), la cual instaló un stand informativo en la Plaza Menéndez Pelayo a la que se fueron acercando multitud de personas durante la mañana. Entre ellas estaban destacados miembros del Gobierno de la Ciudad, como el presidente, Eduardo de Castro, la vicepresidenta, Gloria Rojas, la consejera de Hacienda, Dunia Almansouri, la viceconsejera del Mayor, Fatima Mohamed Kaddur, y la de consejera de Salud Pública, Políticas Sociales y Bienestar Animal, Paqui García Maeso. También acudió la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, y miembros del PP de Melilla, como Miguel Marín, Manuel Ángel Quevedo y Javier Lence.
Durante la lectura del manifiesto, ASOME exigió que se “garanticen los derechos lingüísticos” de las niñas y niños sordos. “Como sociedad, tenemos la obligación de educar a una infancia sorda feliz, sumando recursos y apoyos y no restando, y siempre, valorando a cada niño sordo tal y como es”, afirmaron.
Así pues, entre otras reivindicaciones que expusieron estaban la de que se proporcione a la infancia sorda una atención temprana y una educación integral de calidad que incluya la lengua de signos, puesto que consideran que la exposición de los menores sordos desde edades tempranas a esta lengua “favorece su óptimo desarrollo lingüístico, cognitivo y psicosocial”.
Que se garantice también la presencia de la lengua de signos en cualquier política sanitaria
“Las niñas y los niños sordos son mucho más que un oído que rehabilitar y, como tal, el uso de la lengua de signos ha de responder a una opción libre e individual”, sostienen, instando en ese sentido a que los médicos, logopedas y profesionales de la rehabilitación auditiva colaboren con profesionales sordos, profesorado sordo especialista en lengua de signos y organizaciones representativas de personas sordas para “normalizar” el aprendizaje y el uso de la lengua de signos entre la infancia sorda y sus familias, “potenciar las capacidades” de estos menores, y dotar de estrategias a sus familias “para sentirse seguras en el proceso de crianza y educación de sus hijos e hijas”.
Por último, piden que la escolarización de los niños sordos en escuelas ordinarias “no impida” la enseñanza de la lengua de signos, y que se “brinde” a la infancia de “entornos saludables, accesibles e inclusivos donde, de ser persona sorda, poder usar la lengua de signos sin que esto siga dependiendo del lugar donde vivas ni suponga aislamiento, discriminación, acoso escolar ni la imposición de no aprenderla.
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