25 de agosto de 2021. Esa fecha, en la que la mayoría de los mortales han acabado sus vacaciones de verano y las familias están pensando en la vuelta al cole y los propósitos para el nuevo curso, es cuando el Gobierno de Melilla ha decidido sacar los bonos de transporte para intentar incentivar el turismo. Demasiado tarde, porque aunque esta iniciativa venga para quedarse en los próximos meses y siempre sea un buen momento para una escapada, la realidad es que el tren del verano hace ya tiempo que lo perdimos mientras otras regiones españolas han puesto toda la carne en el asador para atraer al turismo nacional, ansioso de darse un buen viaje después de año y medio sin poder hacerlo en condiciones debido a la pandemia.
Lo hemos podido ver en multitud de anuncios promocionales de comunidades que han conseguido impulsar su sector turístico este verano. Y también entre nuestros conocidos, muchos de los cuales han viajado estas últimas semanas por España descubriendo nuevos lugares cuando quizá lo habitual era darse un buen viaje al extranjero cada vez que llegaba el momento de las vacaciones. Las estadísticas oficiales de ocupación hotelera así lo reflejan, y es que hay comunidades que han recibido más turismo nacional en julio de 2021 que en julio de 2019, en la época precovid: Baleares (15,6 %), Cataluña (12,0 %), Andalucía (10,3 %), País Vasco (9,6 %), Asturias (7,7 %), Comunidad Valenciana (5,3 %), Galicia (4,2 %), Canarias (1,7 %) y Murcia (1,0 %).
Adivinen dónde está Melilla en esta estadística: en el penúltimo escalón de la tabla, con una pérdida del 22,8 % de turistas nacionales. Solo está peor que nosotros Madrid, con un 30,4 % menos.
En Melilla, nuestro consejero de Turismo se ha pasado el verano hablando de los bonos que, ciertamente, se podrían haber agilizado en la tramitación para que hubieran llegado, por ejemplo, hace un mes, con todo agosto por delante. Habría sido un buen empujón para nuestra hostelería y nuestro comercio, tan afectados por la pandemia, que esos visitantes hubieran venido este verano. No ha sido posible por la habitual lentitud de nuestra administración, algo incompatible con el desarrollo de la economía. Muchos son los melillenses que se preguntaban cuándo iban a entrar en vigor, para que sus familiares pudieran venir debido al precio inalcanzable de los billetes para los no residentes.
Y ese es otro mérito del PSOE con el contrato marítimo que nos ha colocado a modo de gol por la escuadra. Un contrato que solo beneficia a una parte del pasaje, los más rápidos en sacar su billete, puesto que solo subvenciona el de los primeros 250 pasajeros, dejando al resto (la mayoría) fuera del paraguas del contrato en lo que se refiere a los precios. A partir del pasajero número 251 en adelante, debe pagar lo que la naviera considere libremente, como sucede con las compañías que operan en el libre mercado, ya sean líneas de barco, avión o cualquier otro medio de transporte. Esto es algo que los melillenses han notado este verano y de ahí las quejas por los precios tan caros para viajar. Mérito del Gobierno de Sánchez, que encima se pone medallas en este tema. El Gobierno de Melilla intenta disimularlo con los bonos, aportando un dinero que debería haber salido de las arcas del Estado para que los precios del transporte no sean tan elevados para todo el mundo, y no solo para el turista. Porque esa es otra: los bonos no son para el melillense, como ocurría antes con los colectivos especiales. El que quiera viajar, tendrá que seguir rascándose el bolsillo hasta dejar el pantalón hecho jirones.