La educación puede ser un instrumento muy eficaz para abordar el discurso de odio. En esta línea podemos destacar la Estrategia y Plan de Acción de las Naciones Unidas para la Lucha contra el Discurso de Odio, que hace especial hincapié en el papel de la educación como instrumento para afrontar y contrarrestar el discurso de odio. Reforzar las respuestas educativas para fortalecer la resiliencia (proceso de adaptarse bien) de los alumnos frente a los discursos de exclusión y odio también ocupa un lugar central de la agenda “Educación 2030” y, más concretamente, de la meta 4.7 del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4), que tiene relación con los fines sociales, éticos y humanistas de la educación.
El diálogo interreligiosoHans Küng, teólogo suizo, explica en su obra Diálogo entre las religiones (1991) que el verdadero diálogo interreligioso se basa en reconocer las diferencias, pero también en buscar puntos de conexión que permitan construir puentes.
El diálogo interreligioso en el islamTanto el Sagrado Corán como la Sunna del Profeta Muhammad (PB) proporcionan ejemplos significativos de interacciones respetuosas con personas de diversas creencias En el Islam las diferencias de color, raza o linaje no son relevantes. Todas las personas provienen de Adán, y el criterio para establecer diferencias entre las personas está basado en la fe (Imán) y la piedad o temor de Al-lah (Taqwa), haciendo lo que Al-lah nos ha encomendado y evitando lo que Al-lah nos ha prohibido. “¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Al-lah es el más piadoso. Ciertamente Al-lah es Omnisciente y está bien informado de lo que hacéis” (al-Huyurat 49:13).Un episodio emblemático es el encuentro entre el Profeta Muhammad (PB) y un grupo de cristianos de Najrán, quienes visitaron Medina para dialogar sobre la figura de Jesús representa no solo un intercambio teológico profundo, sino también un acto de hospitalidad. Durante su estancia, los cristianos fueron invitados a rezar en la mezquita del Profeta, un gesto de tolerancia que enfatiza la importancia de respetar las prácticas religiosas del otro.Otro ejemplo significativo es la protección otorgada a los monjes del Monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí. A través de la Carta de Protección, Umar Ibnu Al Jattab comandante de los creyentes, hacia la gente de Jerusalén: «Les doy una garantía de protección para sus vidas, propiedades, iglesias y cruces; para quienes están enfermos y para los saludables y para toda la comunidad religiosa». Garantizó a los monjes seguridad, libertad de culto y respeto por sus propiedades. Dicho documento refleja un compromiso con la convivencia pacífica y sigue siendo una referencia histórica para la interacción interreligiosa basada en principios éticos y humanos.Asimismo, la Constitución de Medina, considerada uno de los primeros documentos constitucionales en la historia, destaca por su enfoque inclusivo. El pacto establecido entre el Profeta y las tribus judías de Medina, reconocía sus derechos religiosos, su autonomía y la obligación mutua de defender la ciudad. A través de este acuerdo se establecieron las bases para una convivencia y coexistencia pacífica dentro de una comunidad diversa, sentando un precedente para las relaciones interreligiosas en el contexto islámico.Los ejemplos mencionados reflejan cómo el Profeta Muhammad (PB) valoraba la interacción respetuosa con personas de diferentes religiones, promoviendo la construcción de una sociedad inclusiva y resiliente. Además, ofrecen enseñanzas atemporales sobre cómo abordar las diferencias con respeto, apertura y un enfoque en la justicia y la paz.Uno de los casos históricos más emblemáticos es Al-Ándalus, un período en la península ibérica que abarcó siglos de convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos. Este modelo de coexistencia no fue solo una expresión de tolerancia, sino también un motor del desarrollo cultural, científico y filosófico. La interacción entre estas comunidades permitió un intercambio de ideas que enriqueció a todas las partes y sentó las bases para muchos de los avances que definirían el mundo moderno.En la actualidad, este espíritu de diálogo sigue vivo en diversas iniciativas globales y locales. Un ejemplo destacado es el documento sobre la Fraternidad Humana, firmado en 2019 por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmed Al-Tayyeb. De acuerdo con este documento se hace un llamamiento a la paz, la tolerancia y la convivencia entre las religiones, y se enfatiza la necesidad de combatir la intolerancia, los prejuicios y el extremismo. Estamos ante un compromiso histórico para construir puentes y fortalecer las relaciones interreligiosas. Como dijo Edward Said en Orientalismo (1978): «Conocer al otro no solo desarma los prejuicios, sino que también nos humaniza».En España, el legado de Al-Ándalus continúa inspirando proyectos como los promovidos por la Fundación Pluralismo y Convivencia organización que trabaja para crear espacios de encuentro y aprendizaje que fomenten el respeto y el entendimiento mutuo entre las diferentes confesiones.Según Amaruch Mohamedi, Melilla, ciudad caracterizada por su diversidad cultural, religiosa y étnica, es un referente en la gestión de la diversidad y el fomento del diálogo entre comunidades. Por lo tanto es de vital importancia que las diferentes confesiones y religiones dialoguen para que haya más comprensión mutua, armonía y cooperación entre las personas y que los imperativos morales de todas las religiones, convicciones y creencias incluyan la paz, la tolerancia y la comprensión mutua. En este contexto, el papel de las generaciones más jóvenes es fundamental. Los jóvenes y las mujeres emergen como actores sociales clave en la promoción del diálogo interreligioso.Al respecto, el delegado en Melilla de la CIE, concluye que la educación puede reducir las consecuencias del discurso de odio y ser un mecanismo preventivo a largo plazo, un antídoto eficaz contra ese discurso creando entornos propicios en los que se informe a las personas sobre sus causas profundas y sus consecuencias y se les empodere para expresar sus opiniones, pensar de forma crítica y participar en la sociedad y en sus propias comunidades. “Sería interesante impulsar programas de grupos de diálogo interreligioso que son espacios de encuentro en los que personas de varias creencias y convicciones de un territorio concreto se reúnen con el fin de valorar y visibilizar el pluralismo religioso en la ciudad, defender el derecho a la libertad religiosa, de pensamiento y de conciencia, combatir prejuicios y mejorar la cohesión social de Melilla”, ha señalado.