La Comisión Islámica de Melilla (CIM) ha expresado su más enérgica condena y profunda preocupación ante las declaraciones del secretario local de VOX, quien en una reciente rueda de prensa afirmó que, si su formación llega al gobierno, derribaría la Mezquita del Mantelete por considerar que «rompe la estética» del entorno de la muralla de la Ciudad Vieja, patrimonio histórico de la ciudad.
La entidad que preside Farid Abdel-lah califica estas manifestaciones como un «grave desconocimiento» del valor histórico, patrimonial y espiritual de uno de los templos islámicos más antiguos de la ciudad. La mezquita, situada en las inmediaciones de la ciudadela, data de los primeros años del siglo XX y fue construida para dar servicio religioso a los trabajadores musulmanes, muchos de ellos soldados y obreros, que vivían en la zona durante el Protectorado Español.
«Su ubicación no es fruto del azar, sino testimonio de la presencia viva y permanente del islam en Melilla», afirma la entidad, recordando que la mezquita ha convivido durante décadas en armonía con el entorno patrimonial sin ser considerada un “obstáculo estético” hasta ahora.
La Comisión advierte que este tipo de declaraciones representan “una falta de respeto hacia más de la mitad de la población melillense que profesa la fe islámica” y constituyen un atentado simbólico contra la historia y la convivencia intercultural de la ciudad.
Entre las acciones solicitadas, el Consejo de Gobierno de la Comisión Islámica pide la convocatoria urgente del Pacto por la Interculturalidad y de la Mesa Interconfesional, con el objetivo de abordar esta situación desde el respeto mutuo y la responsabilidad colectiva. Asimismo, hace un llamamiento a instituciones, partidos políticos y ciudadanía a defender el pluralismo religioso y cultural como un valor fundamental de la sociedad melillense.
“La Mezquita del Mantelete no solo es un lugar de oración: es memoria, es identidad y es parte del alma de esta ciudad”, concluye el comunicado, alertando contra los discursos que, a su juicio, fomentan la exclusión y dañan el legado de convivencia que ha caracterizado a Melilla a lo largo de su historia.