La fascinación por la vida eterna atrae a millonarios como Larry Ellison, quien invierte en combatir el envejecimiento. Este interés genera dilemas éticos sobre la desigualdad en el acceso a la longevidad y el poder resultante de la acumulación de riqueza.
La vida eterna se ha convertido en la nueva fascinación de los más adinerados, desplazando, como prioridad, al dinero y al poder político. Un claro ejemplo de esto es Larry Ellison, presidente y director de tecnología de Oracle.
En Silicon Valley y otros núcleos del dominio económico mundial, se está desarrollando una nueva aspiración entre los más adinerados: derrotar al tiempo. Para algunos, esto constituye un anhelo propio de la ciencia ficción; para otros, representa una realidad que ya se está materializando.
Un ejemplo de esto es Larry Ellison, creador de la compañía Oracle, quien recientemente ha ingresado al selecto grupo de millonarios que destinan considerables sumas de dinero a la investigación y experimentación con el fin de combatir el envejecimiento y el transcurso del tiempo. A sus 80 años, Ellison presenta una estética que podría engañar a cualquiera: sin canas, sin arrugas, mantiene la totalidad de su cabello… Su aspecto se asemeja más al de una persona de 40 que al de un individuo de más de 80 años.
No obstante, en esta travesía, Ellison no es el único. Otros innovadores en la lucha contra el envejecimiento, entre ellos Bryan Johnson, creador del polémico proyecto Blueprint, consideran a Ellison como un igual en la lucha contra el tiempo. Johnson, conocido por recibir transfusiones de sangre de su hijo adolescente con el fin de «revitalizarse», lo ha acogido en esta lucha con halagos. «Un modelo de adecuada gestión del envejecimiento biológico», expresó recientemente en X.
Creciente interés por pausar el tiempo
La búsqueda de la juventud no representa un antojo que le haya surgido a Ellison en tiempos recientes. Su compromiso con este propósito se remonta a hace varias décadas, impulsado por experiencias personales, como el fallecimiento de su madre adoptiva debido al cáncer. «La muerte siempre me ha parecido carente de sentido», admitió Ellison a uno de sus biógrafos.
La motivación por comprender y superar el envejecimiento ha conducido a este individuo a contribuir con más de 350 millones de dólares a estudios que se relacionan con enfermedades y aspectos biológicos asociados a la edad.
El día a día de Ellison: una dieta rigurosa, que consiste en vegetales, pescado y té verde, junto con numerosas horas diarias de gimnasio.
Una acción que se propaga
En esta búsqueda de la juventud eterna, Ellison no se encuentra solo. El millonario mencionado previamente, Bryan Johnson, dedica aproximadamente dos millones de dólares anuales a un riguroso plan para detener el envejecimiento, y otros empresarios han optado por trayectorias semejantes.
Por citar un caso, Altos Labs, un laboratorio que se enfoca en la reversión del envejecimiento celular, cuenta con el financiamiento de Jeff Bezos. Liz Parrish, quien también es empresaria, es famosa por someterse a tratamientos de terapia génica y afirma poseer un cuerpo biológico de 21 años, aunque ya ha alcanzado los 52. Larry Page, el cofundador de Google, fundó Calico Labs con el objetivo similar de comprender y frenar el avance del tiempo.
No obstante, han surgido dilemas éticos y sociales en torno a estos temas. ¿Qué conlleva el que solo los más adinerados tengan la posibilidad de prolongar su existencia? Como ha apuntado Christopher Wareham, bioeticista de la Universidad de Utrecht: «A mayor longevidad, mayor acumulación de riqueza, y a medida que aumenta tu riqueza, también se incrementa tu poder político».