Por Mercedes
Siempre pensamos que el cáncer es algo que le puede tocar a cualquiera, pero nunca imaginamos que nos puede tocar a nosotros. Creemos que estamos a salvo, que es algo lejano, hasta que un día la vida nos da un giro inesperado. Y como digo al principio, ahora me ha tocado a mí.
Siempre he defendido la importancia de hacerse revisiones periódicas, porque una detección a tiempo puede salvar vidas. Sin embargo, aún hay muchas personas que no son conscientes de ello, ya sea por miedo, por dejadez o por pensar que a ellas nunca les va a pasar. Yo quiero contar mi historia con la esperanza de que quien me lea entienda lo valioso que es un chequeo a tiempo.
A mí me han detectado cáncer en mi mama izquierda en una revisión rutinaria. Ni por un momento imaginé que algo así podría sucederme. Pero cuando me hicieron la mamografía y me dijeron que necesitaba una ecografía, sentí dentro de mí una sensación extraña, como si mi intuición ya lo supiera. Y así fue. La ecografía lo confirmó.
Me derivaron a la consulta del doctor Enrique Remartínez, uno de los radiólogos más prestigiosos, no solo en Melilla, sino a nivel mundial, y fue él quien me dio la noticia. Tenía un tumor de 1.8 cm y, lamentablemente, era maligno. Desde el primer momento, el doctor me habló con una claridad y una profesionalidad que agradezco enormemente. Gracias a su pericia y su humanidad, el proceso de diagnóstico fue más llevadero. A él le estaré eternamente agradecida, no solo por su gran profesionalidad, sino por su interés y cariño inquebrantables.
Confirmado el diagnóstico, comenzó la siguiente fase: las pruebas preoperatorias y la intervención. En este punto, quiero agradecer de corazón a mis compañeros del hospital, que me hicieron sentir cuidada y apoyada en cada paso. Muchos me preguntaron si pensaba operarme aquí o en otro lugar, pero yo lo tenía claro desde el principio: me operaría en el Hospital Comarcal. Porque aquí tenemos a los mejores profesionales, igual de preparados que en cualquier hospital de la península, y porque este hospital es mi segunda casa.
Es cierto que los profesionales dan lo mejor de sí mismos, pero muchas veces no cuentan con los medios suficientes. Y eso no es culpa suya. Lo que sí puedo decir es que la calidad humana y el cariño con el que trabajan no tiene precio.
Llegó el día de la operación y tuve el privilegio de estar en las mejores manos. Al frente del equipo de quirófano, el doctor Antonio Marín, acompañado por el doctor Torreblanca y un equipo excepcional de enfermería, auxiliares y anestesistas. Desde el primer momento, el doctor Marín me trató con un cariño y una profesionalidad que me hicieron sentir segura y en confianza. Su atención y sus palabras de ánimo fueron un bálsamo en este proceso, y por ello le estaré siempre agradecida.
No quiero olvidar tampoco al doctor Sánchez-Miñano, otro gran profesional y mejor persona, que con paciencia infinita ha respondido a todas mis dudas y mensajes. Mi cariño y gratitud hacia él son incondicionales.
Y, por supuesto, mi agradecimiento a todos mis compañeros de la planta de Tocología, profesionales increíbles con un corazón aún más grande. Pero hay una persona muy especial a quien quiero dedicar unas palabras: Mariola. Responsable de la sala de curas, sí, pero sobre todo una de las mejores personas que conozco. Qué suerte la mía de tenerte en mi vida, no solo como profesional, sino como amiga.
Este camino no ha sido fácil, pero el amor y la dedicación de cada uno de estos profesionales han hecho que no me sienta sola. Gracias a todos los que me han cuidado, apoyado y acompañado en este proceso. Me quedo con la certeza de que, en la lucha contra el cáncer, el cariño y la profesionalidad son dos de las armas más poderosas. Y yo he tenido la fortuna de contar con ambas.
Mi agradecimiento también a la Asociación Española Contra el Cáncer de Melilla por el gran trabajo que hacen, informando, ayudando y acompañando a los melillenses. Su labor es increíble y cuentan con un voluntariado magnífico.
Quiero terminar este texto haciendo hincapié en la importancia de las revisiones. Una mamografía a tiempo puede salvar la vida. No lo dejemos para mañana, nuestra salud es lo más valioso que tenemos.