¿Nos defendería Pedro Sánchez ante una agresión marroquí?

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Carta del Editor MH, 17/11/2024

Enrique Bohórquez López-Dóriga

 

¿Si un día Mohamed VI, o Marruecos, tomara, invadiera o atacara Melilla y Ceuta, qué creen que haría Pedro Sánchez? ¿Creen que declararía el estado de emergencia y enviaría al Ejército (español, claro)? Oigo esas preguntas el miércoles por la mañana en una emisora española de radio, que no es la SER, ni ninguna cadena catalana, por citar solo un par de ejemplos. Yo tengo mi respuesta, pero lo importante, queridos lectores, es lo que piensen ustedes.

El día anterior, martes, fui, tarde -porque no me habían invitado a tiempo, yo no voy adonde no me invitan y no me invitan a muchas cosas porque no soy una de las innumerables “autoridades” que pueblan Melilla y que se homenajean entre sí con fervoroso entusiasmo y clamorosa frecuencia- a una reunión de El Observatorio Económico de Melilla (creo que se llama así) celebrada ese martes en la antigua sede de la Cámara de Comercio, una institución que quieren reactivar en la ciudad, no se sabe muy bien porqué.

Es totalmente imposible que con estos mimbres -o con este Observatorio- se pueda hacer un cesto nuevo. Lo mismo que resulta imposible creer que, con lo que sabemos y sospechamos, Pedro Sánchez nos defendiera de Marruecos o que va a luchar para conseguir que se abran nuestras fronteras comerciales melillenses y ceutíes con ese país

Leí el miércoles en nuestro periódico que Miguel Marín destaca la importancia de las reuniones entre el Gobierno de Melilla y los agentes económicos y que el vicepresidente 1º de la todopoderosa CAM asegura que “el cambio de modelo económico” de Melilla “es un proceso gradual”. Tiene razón, tanto al destacar la importancia, la necesidad de cambiar el moribundo modelo económico de nuestra ciudad, como al confirmar que el proceso necesario para llegar a ese cambio profundo será largo, muy largo, no solo “gradual”, como Miguel Marín dice.

Pero yo tengo -como economista, como ex profesor de Economía en la Universidad de Madrid, como presidente que fui del Máster de Alta Dirección del Instituto de Empresariales (IESE), como editor, como melillense y, sobre todo, como empresario que ha sobrevivido desde hace 50 años (muchos años), y como …etc, etc- la completa seguridad de que a través de un Observatorio, del de Melilla especialmente, no se va a lograr el objetivo, deseado y absolutamente necesario, del cambio radical del modelo económico local.

Lo que oí y vi el martes, el final de la reunión -las preguntas de algunos de los asistentes y las respuestas del presidente de la CAM, Juan José Imbroda- no hizo sino confirmarme en que así, con estos mimbres, es imposible cambiar “profunda y radicalmente” la economía local. Es absoluta y totalmente imposible que así y con estos mimbres -o con este Observatorio, si se quiere poner algún nombre- se pueda hacer un cesto nuevo. Lo mismo que resulta imposible creer que, con lo que sabemos y sospechamos, Pedro Sánchez nos defendiera de Marruecos o que va a luchar para conseguir que se abran nuestras fronteras comerciales melillenses y ceutíes con ese país.

Si yo fuera el presidente de la CAM -algo que ni quise, ni quiero- lo primero que haría es dedicar mis esfuerzos a formar parte de una verdadera Autonomía. Si no somos una Autonomía, Melilla no saldrá de la pobreza, ni del peligro de extinción en el que estamos

Autonomía y entrar en la Unión Aduanera Europea

La estructura precede a la coyuntura, lo general es más importante que lo particular y lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible, como dijo el Guerra (el torero, no el político socialista retirado y ahora mal visto por Sánchez).

No quiero ponerme pesado, pero tengo la obligación moral de insistir en que lo primero, lo más importante y urgente que debería hacer el Gobierno de la CAM (Comunidad Autónoma de Melilla) -de cuya buena intención no tengo la menor duda- es empezar a trabajar y a luchar para intentar conseguir que -junto con Ceuta, en mi opinión- seamos, lo más pronto posible, una verdadera Autonomía, como el resto de los pueblos de España.

Si yo fuera el presidente de la CAM -algo que ni quise, ni quiero- lo primero que haría es dedicar mis esfuerzos a eso, a formar parte de una verdadera Autonomía. No para ser más o menos, sino porque si no somos una Autonomía -nos guste o no el régimen autonómico, ese es el de España- Melilla no saldrá de la pobreza, ni del peligro de extinción en el que estamos. Si no somos una verdadera Autonomía, ni la Sanidad, ni la Educación, ni la economía con estos mimbres, con gestores obligatoriamente nombrados por razones políticas y de lealtad al jefe (no por su capacidad ejecutiva), Melilla no funcionará, será imposible que sobreviva en la presentes circunstancia internacionales y nacionales. Repito: lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.

Ser parte de la Unión Aduanera es algo también imprescindible para que nuestra economía -que es la sangre de la vida social, lo que afecta a todos los bolsillos- pueda funcionar. Es algo sine quan no, una condición sin la cual no

Y prefiero no mencionar hoy lo de entrar en la Unión Aduanera Europea, manteniendo nuestras peculiaridades fiscales, algo que pretenden evitar los presuntos entendidos locales, que no saben nada más que de seguir cobrando sin trabajar y que tienen pánico a cualquier tipo de cambio (naturalmente). Ser parte de la Unión Aduanera es algo también imprescindible para que nuestra economía -que es la sangre de la vida social, lo que afecta a todos los bolsillos- pueda funcionar. Es algo sine quan no, una condición sin la cual no.

Posdata

Según los datos publicados por el Ministerio de Función Pública, con fecha enero de 2024, en España había 2.968.522 trabajadores públicos, casi 3.000 más que en enero de 2023. Ahora, noviembre de 2024, ya han superado ampliamente los 3 millones. Es el dato más alto de la serie histórica que se contabiliza desde 2002. Y todavía veo más manifestaciones y carteles pidiendo más sueldos públicos y más empleo público, y alabando la gestión de la comunista, y eternamente fracasada en cualquier elección, ministra ¡de Trabajo! Triste, funesta paradoja, en un país, el nuestro, con tantos parados. Más comunismo (todo público) igual a más pobreza.

 

 

 

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