Pocos melillenses habrían pensado que personas de Sudamérica se iban a brindar a lavarles los coches en puntos como la Plaza de España o el Paso Marítimo u ofrecerse para otros empleos que conforman la “economía sumergida”, como había sucedido con los de países tradicionales de la inmigración en la ciudad.
Desde mediados de 2023 esta situación es ya una realidad. Como suele ocurrir con la inmigración irregular, las personas que encuentran acogida en el CETI buscan empleos de este tipo mientras permanecen en la ciudad, para lograr algo de dinero que les haga más llevadera la espera del “papeleo”.
Eso ha ocurrido con subsaharianos, argelinos, asiáticos y otras nacionalidades, y ahora con el colectivo mayoritario de la inmigración en la ciudad: los hispanoamericanos. “Piden la voluntad” señaló una de las personas a las que se ofreció este servicio. “Son muy educados” resaltó otra. Su presencia ahora llama la atención por su origen. Son del cuarto continente que se fija en Melilla. El mundo, subrayan, “es un pañuelo”.