El taller, que ha tenido lugar en la Consejería de Cultura, ha estado a cargo del escritor, poeta y columnista Pablo Bujalance
La Consejería de Cultura ha acogido este jueves por la tarde un taller de escritura creativa dirigido por el escritor, poeta y columnista melillense Pablo Bujalance, en una actividad enmarcada en la celebración de la Feria del Libro.
“Nos lo estamos pasando muy bien”, ha reconocido ante la prensa Bujalance, que explica que en dicho taller trabajan en aquellas herramientas y recursos del que disponen los escritores “para llevar nuestros proyectos y nuestras historias a su mejor versión posible”.
Además, señala que este tipo de taller cumple otra función, como es la de construir un “encuentro social” entre los participantes. “Los amantes de la literatura y la escritura no siempre tienen la ocasión de disfrutar de esto en su día a día como otra gente, y aquí lo hacemos posible”, ha dicho satisfecho.
“Está siendo una experiencia muy enriquecedora para todos”, ha valorado Bujalance de manera positiva, quien asegura que en la sesión de este miércoles acudió más gente al taller.
Se ha mostrado “muy contento” sobre todo por la “visibilidad del talento”. “Si que hay participantes que van a aprovechar esas herramientas de manera muy creativa e interesantes y que esto va a dar frutos seguro”, afirma.
Un “papel en blanco” y una “conexión con la realidad”
“Siempre digo que la escritura literaria empieza mucho antes del papel en blanco, y es una actitud ante el mundo y hacia la realidad, de atención, de escucha, de prestar atención hacia lo que nos rodea, incluso hacia nuestros elementos cotidianos”, ha definido, agregando que la escritura creativa supone también “ser capaces de establecer una relación de asombro con la realidad”. “Que seamos capaces de ver en esos elementos cotidianos, documentarlos y los más ínfimos elementos de los que partir para contar una historia, escribir un poema para hacer una dramaturgia”, subraya, asegurando que el escritor es una persona que está “en plena conexión con el mundo”, y hace de esa conexión “algo distinto”.
“La escritura viene después, y lo que hace es poner esto en palabras e intentar ordenar toda esa experiencia en un poema, cuento o una novela, pero sin esa mirada y sin esa disposición a dejarte contaminar por la realidad de lo que vives en tu día a día, difícilmente vamos a tener un recorrido literario serio”, advierte, señalando al final que “hay que empezar por ahí”.