Una melillense, Ágata Mansilla Barragán, nos ha enviado un escrito de queja por la tardanza en ser atendida en el Hospital Comarcal. Así nos lo explica: “Hoy hace un año que mi cerebro decidió desconectarse y darse un respiro, con la suerte de que se reconectó sin ningún daño.
El servicio de urgencias fue impecable, después de un TAC y otras pruebas y no ver nada, me dieron el alta.
Al día siguiente fui a mi médico de cabecera, que me envió urgente al neurólogo. Tres meses tardó en verme y en divagar entre si fue un ataque epiléptico aislado o un AIT, aunque descartaba el accidente isquémico del tirón.
Ausencia del medio me puso en el informe ¿Posible causa? El estrés, según él. Fue la manera de decirme mi cuerpo que parase un poco. Así, sin más. Por mi insistencia, me envió hacer un electroencefalograma, que tardó otro mes más y después, otro mes más para que lo viera. Ya estábamos casi a 6 meses desde el ataque.
Llega el preciado día y el señor neurólogo se coge ese día para ejercer su derecho a la huelga de médicos y claro, nadie en su puesto.
Vuelvo al mes siguiente y ocurre lo mismo.
Ya ahí pongo una reclamación y me responden a las dos semanas que el doctor tiene derecho a ir a la huelga y que ya me reubicará en su agenda.
Un año después nadie ha visto mi prueba, ni siquiera sé qué le ocurrió a mi cerebro, solo sé que me encontré mal y me apagué como se apaga un ordenador, dando el susto de muerte a mi madre y hermana, que estaban conmigo en ese momento.
Los pacientes no merecemos este a abandono por parte de las consultas en el Hospital Comarcal de Melilla.
No ponen remedio y me temo que no lo pondrán. Estamos abandonados a nuestra suerte”.
