Hoy, hace 90 años que nacía una mujer maravillosa, fuerte, luchadora, temperamental. Una mujer que me ha conquistado todos y cada uno de los días de mi vida. A tus 90 años continúas siendo un espíritu joven. Aún reconozco en tus hermosos ojos grises esa belleza clásica, esa picardía, ese carácter indomable, esa chispa que te hace tan especial.
Naciste en el seno de una familia humilde, nunca fue una vida fácil, pero siempre has salido adelante y siempre has velado y cuidado de tu familia. Precisamente, naciste en el año en el que se proclamó la II República, has vivido una guerra civil, una dictadura, la Transición a la Democracia y todo su desarrollo y evolución hasta nuestros días. Incluso, una pandemia mundial ¡Y lo que te queda!.
De una u otra manera has estado presente en todos los momentos importantes de mi vida. Siempre he contado con tu apoyo y ese gran amor incondicional que me emociona tanto y que, como bien sabes, es absolutamente recíproco. Has marcado mi infancia, mi vida.
Recuerdo mis primeros años de vida en la casita de la calle Río Turia, con mis padres, el abuelo y tú. Recuerdo tus cuentos e historias para conseguir que comiera, recuerdo como disfrutaba de los pasos de Semana Santa a tu lado, nuestras conversaciones, nuestras partidas de parchís, tus abrazos, ;tu apoyo decidido para que me sacara el carnet de conducir, como una forma de independencia.
También, durante los años que pasé en Granada estudiando derecho, siempre te tuve a mi lado, la distancia nunca fue un obstáculo para nosotras. Por cierto, ¡tenemos pendiente ese viaje a Granada!.
Siempre me has apoyado y aconsejado sabiamente. De hecho, tus valores son parte de mí y han enriquecido mi vida.
Lamentablemente, esta terrible pandemia que tanta pena y desolación está generando en tantas familias, a nosotras nos ha separado mucho tiempo, demasiado. De momento, solo nos ha permitido contados encuentros que atesoro con ilusión, aunque también, con cierta indignación, no puede ser que las residencias funcionen como cárceles que nos está hurtando tantos momentos… ;
Aunque sí he de reconocer que doy gracias a Dios por habernos permitido la gran suerte de que mi hijo, el pequeño Ignacio, haya podido conocer y estar en los brazos de su bisabuela.
Querida abuela, has hecho y haces más bonita mi vida. Eres mi segunda madre.
Gracias, hoy y siempre, por tanto. Te quiero mucho, muchísimo.
Querida abuela, ¡Feliz Cumpleaños!.
Por Isabel Moreno