El europarlamentario Jorge Hernández no ocultaba su preocupación por el futuro económico de Melilla, aunque recelaba de cualquier matiz catastrofista y apostaba por un planteamiento profundo e inmediato, junto con Ceuta, sobre las perspectivas económicas posibles para las dos ciudades. Animaba a un debate serio sobre la crisis que se acercaba, la amenaza de la caída de aranceles en Marruecos, y que los políticos se dejaran "de debates estériles".
El Seminario de Tamazight elaboraba un manual para usar en clase.
Una melillense ganaba 92 millones de pesetas en la Lotería Primitiva.