Una joven de Melilla es víctima de canibalismo: “De repente, empezó a morderme como un perro y hacía el mismo ruido. Me quería comer”

Heridas en los brazos y en las manos. Ha llegado a perder parte de un dedo

Una joven melillense fue víctima días atrás de un caso de canibalismo a manos de un amigo al que conocía desde hacía varios meses. El agresor, menor de edad, ya se encuentra ingresado en el centro de reforma, mientras la chica se recupera del shock y de las heridas que sufrió por todo el cuerpo por los mordiscos, con los que le arrancó trozos de carne y ha llegado a perder parte de un dedo. La víctima, que prefiere no desvelar su identidad, está viviendo desde entonces días muy difíciles porque, además de la ansiedad y las taquicardias que le producen los recuerdos, también tiene que lidiar con los bulos que se han generado a raíz de este suceso.

Por ello, quiere dejar claras dos cuestiones que, según dice, no se corresponden con la realidad. Una es que, en el momento de los hechos, no estaban manteniendo relaciones sexuales, sino que solo estaban charlando mientras fumaban una droga sintética, una hierba cuyo nombre desconoce.

La otra es que ella no es la chica que aparece con unos grilletes en un vídeo que se ha hecho viral en Melilla. “En ningún momento he hecho yo eso”, asegura esta joven, muy preocupada por todos los comentarios que le llegan y que la gente le ha atribuido a ella. Una carga más a la agresión caníbal que sufrió y que, según afirma, llegó a pensar que se trataba de “una pesadilla” mientras intentaba defenderse.

La agresión caníbal
Según relata, todo ocurrió en la madrugada del domingo día 15, en la zona del Jardín Valenciano, un poco antes del túnel que va al centro de menores. Afirma que estaban hablando y fumando, aunque está convencida de que la agresión que vendría después no fue consecuencia de la droga sintética que estaban fumando, porque a ella no le hizo ningún efecto y él ya estaba extraño durante todo el día.

De hecho, una amiga en común quiso ir con ellos y él evitó que les acompañara. “Él ya tenía premeditado lo que me quería hacer. Quería quedarse a solas conmigo para hacerme daño. Ya lo tenía más que pensado que me iba a morder”, asegura.

Mientras estaban charlando, en un momento dado, comenzó todo. “De repente, empezó a mirarme fijamente, clavando sus ojos en mí. Le pregunté qué le pasaba, que me estaba asustando. Entonces, se abalanzó contra mí mordiéndome todo el cuerpo como si fuera un perro. Hacía ruido de perro, me quería comer viva”.

Además, el agresor “no paraba de hablar todo el rato en guineano”, le lanzó piedras y la arrastró por el suelo tirándole del pelo mientras intentaba alcanzar su cuerpo con la boca. Ella reaccionó intentando defenderse, sin contraatacar, porque cree que le habría hecho aún más daño.

Sus gritos alertaron a la Policía, que acudió a su rescate. Cuando llegaron los agentes, ella estaba ya sin apenas ropa y llena de sangre. La llevaron en ambulancia a Urgencias y detuvieron al agresor, que ya ha amenazado con hacer lo mismo, “o incluso peor”, a otras tres chicas cuando salga del centro de reforma. “Tengo miedo”, admite.

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