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Le piden 10 meses de prisión por golpear a su mujer embarazada y echarla de la casa

El 16 de noviembre de 2018 se produjo una discusión en el seno de un matrimonio; dicha discusión acabó con el marido presuntamente propinando una brutal paliza a su mujer, que estaba (y sigue) embarazada, para posteriormente “abandonarla” en la rotonda de Beni Enzar. El acusado niega los hechos, afirma que es el padre quien ha abusado físicamente de su mujer, y achaca la denuncia a que “las mujeres embarazadas odian a los hombres” y a que la mujer, de nacionalidad marroquí, está denunciándole para “conseguir los papeles”. El Ministerio Fiscal pide para él una pena de 10 meses de prisión, más 2 años de alejamiento. La defensa pidió la absolución del acusado. Según la exposición de los hechos realizada por el Ministerio Fiscal, el 16 de noviembre de este mismo año 2018 se produjo, en el seno de una vivienda familiar, una fuerte discusión en la que un hombre de nacionalidad marroquí –residente en Melilla- presuntamente agredió de forma brutal a su pareja embarazada, una mujer también marroquí pero sin la documentación en regla.
La denunciante, que necesitó de la asistencia del intérprete de los juzgados para declarar, sostiene que el día de los hechos, sobre las 18:45 h, su marido, con quien se había casado en Nador meses atrás, llegó a la vivienda familiar, situada en Melilla y propiedad de la familia del acusado, y en la que, supuestamente, vivían con sus padres y hermanos. Nada más llegar a la casa, la mujer afirma que el acusado le dio un bofetón, y posteriormente se dirigió a ella para preguntarle si le había dado la medicación a su padre; la víctima se había olvidado, y el acusado reaccionó agrediéndola de nuevo, pegándole “patadas, puñetazos” y hasta “mordiscos en los brazos”, si bien no llegó a pegarle en la barriga –extremo que sí había asegurado la víctima en declaraciones anteriores-. Después, siempre según la versión de la denunciante, el hombre la echó de la casa y la dejó en la rotonda próxima a Beni Enzar.
La víctima, que afirmó haber perdido el conocimiento durante la agresión, aseguró que ya había recibido maltrato con anterioridad, y que el acusado la amenazaba de muerte y la agredía ante la impasividad de su suegra, “le da igual que me pegue”. La mujer no denunció las agresiones hasta 15 días después porque afirma haber estado ingresada en el Hospital en Marruecos.
El acusado, por su parte, negó rotundamente los hechos denunciados por la que todavía es su mujer. Según su declaración, se casaron hace unos meses en Nador y nunca han vivido en Melilla, sino en el domicilio que el acusado tiene en Marruecos. El acusado reconoce que el día de los hechos discutió con su mujer, pero afirma que fue en Marruecos y que, además, no la agredió. “Desde que está embarazada, tiene un comportamiento muy malo, chilla, me insulta, me odia y yo no lo entiendo”, afirmó el acusado, quien relató que su mujer le había denunciado por los mismos hechos también en Marruecos, “dice que quiero matar al niño”. El acusado achacó que su mujer se hubiera “vuelto contra él” a que “las mujeres embarazadas odian al hombre”, porque “eso es lo que se dice en Marruecos”, y acusó a la denunciante de estar utilizando esta denuncia como una vía para obtener los papeles. Así mismo, señaló que su todavía suegro es una persona “muy agresiva” que maltrataba frecuentemente la denunciante.
La médico forense de los juzgados, quien se encargó de examinar a la víctima cuando interpuso la denuncia 15 días después de los hechos, no apreció restos de las lesiones referidas por la mujer (que llevó unas fotos de las mismas), si bien encontró varias lesiones recientes (5-6 días) distintas a las referidas por la víctima. Así mismo, la forense aclaró que las lesiones de las fotos eran “contusiones simples” y que “no requerirían de hospitalización en ningún caso”.
El Ministerio Fiscal interesó para el acusado, quien carece de antecedentes penales, la imposición de una pena de 10 meses de prisión por un delito de maltrato en el ámbito de la violencia de género, más una orden de alejamiento de la víctima por un plazo de 2 años.
La defensa, por su parte, pidió la absolución del acusado alegando variados motivos. En primer lugar, para la defensa el hecho de que la mujer presentara lesiones recientes en su visita a la forense es una prueba que sostiene la versión del acusado (que señala al padre de la mujer como autor de las agresiones), dado que desde el día de los hechos no volvieron a tener contacto. Además, la defensa recordó que cada una de las diferentes declaraciones de la víctima ha sido diferente a la anterior: al principio decía que le había pegado en la barriga, mientras que en el acto del juicio oral lo negó expresamente. Otro de los argumentos de la defensa del acusado fue ubicar los hechos fuera de Melilla, contrariamente a lo manifestado por la víctima: “dice que la agresión ocurrió en Melilla, pero no tiene idea de dónde está la casa familiar, y además la supuesta agresión fue en fin de semana, cuando según ella se encontraban en Marruecos”.
El acusado utilizó su derecho a la última palabra para declararse inocente y destacar que su mujer “solo quiere los papeles”. “Si le pegué, ¿por qué no se fue al Comarcal? ¿por qué se fue a Nador? En nador pagas 10 euros y te hacen un certificado de lo que quieras”, concluyó.

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Redacción

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